Una cárcel conflictiva

El centro penitenciario de Ponent, en la ciudad de Lleida, ha sido escenario permanente de conflictos. Peleas entre presos peligrosos, agresiones a funcionarios o fugas que en general se han producido durante los traslados de reclusos a centros sanitarios para visitas médicas.

Precisamente el pasado día 2 de noviembre, el consejero de Interior de la Generalitat, Xavier Pomés, dio a conocer la decisión de reducir los traslados de presos a centros sanitarios y de establecer un sistema de visitas de los médicos en las propias cárceles. Según el consejero, estas medidas deberían aplicarse en el plazo de 15 días. Esta decisión se tomó en respuesta a la fuga, unos días antes, del recluso que fue llevado al Hospital Arnau de Vilanova y que, ayudado por otro preso que había quebrantado condena, escapó tras disparar a dos mossos.

En diversas ocasiones, el Ayuntamiento de Lleida ha solicitado que se reduzca la cantidad de presos considerados peligrosos de la cárcel de Ponent, tanto por el riesgo de fugas, como por los constantes incidentes en su interior. El personal penitenciario ha expresado numerosas quejas sobre falta de medios y desamparo ante esta situación e incluso se han celebrado huelgas y un encierro en la catedral de Lleida para que fueran atendidas sus peticiones.

Casualmente hoy está prevista la comparecencia del consejero de Justicia de Cataluña, Delfí Guardia, ante la comisión parlamentaria de Justicia, Derecho y Seguridad Ciudadana para dar cuenta de la seguridad en las prisiones. Entre las preguntas anunciadas a las que el consejero deberá responder, Esquerra Republicana de Cataluña incluye una sobre las medidas adoptadas para evitar situaciones críticas en los traslados de presos y si es cierto que en dichos traslados han participado agentes en prácticas de los Mossos d'Esquadra.