El Tribunal de Cuentas de la UE denuncia la falta de control financiero

El Tribunal de Cuentas de la UE ha denunciado la persistente falta de control de los países miembros en la aplicación de programas y fondos comunitarios en el informe sobre la gestión presupuestaria del pasado ejercicio que su presidente, el sueco Jan Karlsson, entregó ayer al Parlamento Europeo. La Comisión no sale tan malparada como en otras ocasiones aunque se le critica no tener agilidad suficiente para el desembolso del dinero comunitario.

Como resultado de esta lentitud, señala el órgano independiente, en 2000 se registró el mayor superávit presupuestario habido hasta ahora, alrededor de 11.600 millones de euros, aproximadamente un 14% del gasto total, debido principalmente a la infrautilización de créditos para préstamos estructurales. Estima también insuficiente el escaso control sobre el desarrollo de los miles de proyectos dentro del capítulo de fondos estructurales, que significan el 35% del presupuesto de la Unión, y recomienda mejorar el sistema de control por parte de los Estados miembros para garantizar el buen uso de esas ayudas.

El informe no menciona cifras de dinero presuntamente perdido aunque no necesariamente defraudado, pero algunas fuentes no oficiales estiman que el porcentaje no justificado puede estar en torno al 5% del presupuesto. El presidente Karlsson, que está a punto de concluir su mandato tras siete años en el cargo, eludió ayer concretar el dato.

En cuanto a aspectos positivos, el Tribunal de Cuentas cree que, pese a todo, la Comisión Europea ha realizado progresos y califica como impecable su gestión de la crisis de las vacas locas y del presupuesto de varias acciones exteriores como la agencia de reconstrucción de Kosovo después de que la respuesta de la oficina de ayuda humanitaria de la UE (ECHO) no satisfizo anteriormente las necesidades de las víctimas de la crisis.

Finalmente, el informe considera vital simplificar las normas y reglamentos y armonizar los sistemas y procedimientos en los Estados miembros, al igual que una mayor colaboración entre el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales en el control financiero.