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El plomo y los plaguicidas matan cada año 16.000 aves en el delta del Ebro

El Gobierno de CiU ha prorrogado el uso de perdigones en el parque

La caza con perdigones de plomo y el uso de plaguicidas son los causantes directos de la muerte de 16.000 aves cada año en la zona del delta del Ebro. Los datos han sido establecidos por un equipo de estudiosos de la Universidad Autónoma de Barcelona dirigido por Ramon Guitart. Un real decreto del Ministerio de Medio Ambiente establecía la prohibición de la caza con plomo a partir del 1 de octubre en humedales y parques naturales; no obstante, esta prohibición no será firme en Cataluña hasta dentro de dos años.

Los plaguicidas organoclorados, los herbicidas y, sobre todo, los perdigones de plomo que son ingeridos por las aves del delta del Ebro son los causantes de la muerte de 16.000 ejemplares de diversas especies cada año, según el estudio del departamento de Farmacología, Terapéutica y Toxicología de la Universidad Autónoma. Los principales datos del informe han sido publicados en el último número de la revista Environamental Monitoring and Assessments.

El estudio toma en cuenta el efecto de los contaminantes a lo largo de los últimos 25 años y considera cómo los arrozales y las áreas naturales de la zona reciben contaminantes agrícolas e industriales transportados por las aguas del río. Los plaguicidas organocolrados, que se pudieron utilizar legalmente hasta 1977, están todavía presentes, aunque de forma diseminada, en algunos organismos de la zona. Entre las consecuencias de estos productos destacan los efectos negativos sobre la capacidad reproductiva de los patos.

Un segundo bloque de contaminantes son los organofosforados, de los que se utilizan más de 20.000 toneladas cada año. Los autores del informe afirman que estos compuestos amenazan con reducir en el 70% la fauna de microcrustáceos de la zona. 'El riesgo de utilización de estos plaguicidas en el delta del Ebro es muy elevado a causa de su gran toxicidad, y también de la toxicidad de los productos derivados, que pueden producir grandes concentraciones tras su aplicación y afectar gravemente a los crustáceos', afirman los autores del estudio.

Perdigones

Un segundo producto altamente destructivo para la fauna de la zona es el plomo de los perdigones utilizados por los cazadores.

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Cada año son depositadas en el suelo de la zona del delta entre cuatro y nueve toneladas de perdigones de plomo, buena parte de los cuales acaban en el estómago de las aves y causan la muerte de unos 9.600 patos reales y otras 6.700 aves de otras especies que hibernan en el delta, además de poner en peligro la supervivencia de la arpella (aguilucho) vulgar. Los autores del estudio recomiendan la inmediata sustitución de los perdigones de plomo por otros fabricados con sustancias que no sean tóxicas.

El Ministerio de Medio Ambiente aprobó el pasado verano un real decreto en el que se establecía la prohibición de utilizar perdigones de plomo en humedales y parques naturales a partir del pasado 1 de octubre. El texto permitía, no obstante, a las comunidades autónomas prorrogar la entrada en vigor de la limitación.

El Departamento de Medio Ambiente del gobierno catalán decidió acogerse a esta prórroga de dos años para evitar que sólo afectara a dos zonas (delta del Ebro y humedales del Empordà). 'Estos dos años son el tiempo que necesitamos para establecer con claridad los límites de la prohibición', explicó un portavoz del departamento. Alegó que la aplicación del decreto hubiera sido poco efectiva ya que buena parte de los perdigones acaban en los arrozales, donde se puede seguir usando la munición.

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