Breve metafísica
Lo mejor de esta obra es que dura pocos minutos más de una hora. Si se suprimiesen las repeticiones de frase, o por lo menos dos o tres de cada una, y de las situaciones escénicas, sería mucho más agradable y alcanzaría una gran brevedad, como es necesario en la metafísica, genero poético al que pertenece el texto. La puerta estrecha es una alusión a un versículo de san Mateo: 'Porque estrecha es la puerta y estrecho el camino que conducen a la vida, y pocos son quienes los encuentran'. Hay una novela famosa de André Gide, La porte étroite, que tiene un sentido contrario: así como el Evangelio incita a ese paso difícil, Gide critica la estrechez real de los practicantes (se refiere al protestantismo) que pone tantos obstáculos a la persona; o que tanto engorda sus defectos, vicios o pecados que no podrá pasar por la 'puerta estrecha'. Calonge se inspira en ella: en las dificultades de un alma inocente para pasar por las puertas estrechas del largo viaje hasta despertar del sueño eterno y llegar a la luz. Por allí se ven materiales puertas estrechitas que abren y cierran las almas muertas, en el que se imagina reino de las sombras. Es curioso ver que una de esas sombras que arrastran al infierno (digo yo, que no entiendo mucho de esto que veo y oigo) sea un mariquita andaluz, empinado en sus zapatos de mujer, maquillado a chafarrinones y afeminando su acento gaditano: le encanta al público, que cree que todo lo demás es demasiado elevado para su incuria. Se oye música de paso de Semana Santa, la muchacha -o inocencia, o alma, o remedo de Cris-to- pasa por la horca, por la guadaña, por la urna de cristal entre paños de descendimiento y fríos cristales: al fin, el ciego que le sirve de guía la levanta, le enseña la luz y la lleva hacia la puerta ancha: fin de la función.
La puerta estrecha
Autor: Eusebio Calonge. Intérpretes: Gaspar Campuzano, Enrique Bustos, Carmen Zámpalo, Francisco Sánchez, Federico Hernández. Escenario y dirección: Paco de La Zaranda. Compañía La Zaranda. Teatro Pavón. Festival de Otoño.
Hay buenos actores. Hay remedos que parecen lógicos en una alegoría. Hay una mística extraña.
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