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Reportaje:

Melilla se fortifica contra la inmigración irregular

Marruecos y los comerciantes españoles protestan por los nuevos controles fronterizos

Dentro de mes y medio, los ciudadanos marroquíes que deseen entrar en Melilla se enfrentarán a un control fronterizo mucho más duro que el que ha imperado durante los últimos cincuenta años. Tarjetas magnéticas, escáners para identificación de huellas dactilares y pasaportes con visado son algunos de los requisitos que les impondrán las autoridades españolas. La entrada en vigor de estas medidas, destinadas en principio a controlar la inmigración irregular, se ha acelerado tras los atentados terroristas del 11 de septiembre contra Estados Unidos.

La nueva situación ha provocado protestas entre los comerciantes españoles. La ciudad autónoma se beneficia en buena medida de los ingresos nacidos del contrabando que se efectúa en la frontera, aquí denominado eufemísticamente 'comercio atípico', y que supone un negocio de entre 160.000 y 170.000 millones de pesetas al año.

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El pasado 30 de octubre, el delegado del Gobierno en Melilla, Arturo Esteban, se desplazó hasta la frontera de Beni Enzar, la más importante de las cuatro que comunican la ciudad autónoma con Marruecos. Por este cuello de botella pasan cada día entre 40.000 y 50.000 personas y 5.000 vehículos. La inmensa mayoría son porteadores (llamados matuteros) que compran mercancías en las naves comerciales situadas junto al control y las trasladan a cuestas hasta Marruecos. En teoría, esos artículos deben abonar aranceles en la aduana marroquí. Pero la policía de fronteras desvía el dinero a sus propios bolsillos. Cualquiera puede comprobar cómo a lo largo del día los pagos de los porteadores van inflando los pantalones de los agentes.

El delegado del Gobierno mostró a la prensa el nuevo sistema de control, que ha desarrollado la empresa aragonesa Tecisa. Han sido instaladas dos unidades móviles, donde la policía fotografía a los marroquíes y toma sus datos y sus huellas. Luego introduce toda la información en una tarjeta magnética. El proceso de fabricación de la credencial dura sólo tres minutos. Con ella, las autoridades esperan aliviar la congestión de la frontera. 'Los marroquíes sólo tendrán que colocarla frente a un visor y apoyar el pulgar sobre una pantalla sensible. Los ordenadores identificarán a la persona en un tiempo que oscila entre los cinco y los diez segundos', precisa el delegado del área de Fomento, Francisco Sanz.

Este sistema, que sólo será válido para los ciudadanos de la vecina localidad de Nador, ha costado 275 millones de pesetas. Hace décadas, el continuo tráfico de personas entre esta ciudad y Melilla (al igual que el existente entre Tetuán y Ceuta) animó a España y a Marruecos a permitir su paso con la sola presentación del DNI o de su equivalente marroquí, llamado necua. A partir de ahora, los habitantes de Nador podrán obtener su tarjeta magnética presentando la necua y certificando que carecen de antecedentes penales. Los que no obtengan la nueva acreditación deberán mostrar su pasaporte si quieren entrar en la ciudad autónoma.

Las nuevas medidas han despertado críticas en la prensa de Marruecos, que las ha vinculado a los sucesos del 11 de septiembre en Estados Unidos. Desde esa fecha, los apedreamientos desde Marruecos han obligado a cambiar más de 30 cristales blindados en las garitas de vigilancia de la Guardia Civil. El delegado del Gobierno reconoce que las autoridades españolas ejercen un mayor control de la frontera desde esa fecha, y precisa la legalidad de la nueva situación: 'Schengen exime de visado a los habitantes de Nador que quieren entrar en Melilla, pero no les exonera del pasaporte. Nosotros les pediremos la tarjeta magnética. Los que no la tengan, habrán de presentar el pasaporte. Y a los marroquíes que no sean de Nador les pediremos el pasaporte y el visado'.

La policía espera combatir las necuas falsificadas, con las que han entrado ilegalmente en la ciudad cientos de argelinos, iraquíes y paquistaníes que se hacinan en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). En esta institución, la más grande de Europa en su género, viven 627 personas. Las chabolas levantadas en sus alrededores, que llegaron a albergar a 500 extranjeros en situación lamentable, están siendo derruidas.

Las exigencias españolas han disparado las solicitudes de pasaporte en Nador. Conseguir este documento no es tarea fácil para los ciudadanos marroquíes, según reconocen las autoridades melillenses. La policía sólo concede un cupo determinado, su tramitación puede durar hasta un año, es negado a quien tenga el más mínimo antecedente (por ejemplo, no pagar una multa de tráfico) y su precio es muy alto para el nivel de vida marroquí: en teoría cuesta 5.000 pesetas, pero en la práctica los sobornos que exigen algunos funcionarios para agilizar su expedición alcanzan las 60.000.

Además de instalar los controles de Beni Enzar, el Gobierno está reforzando los 10 kilómetros del perímetro fronterizo: 'Esperamos que esté terminado dentro de seis meses. La inversión es de 2.000 millones de pesetas y su mantenimiento supondrá otros 200 millones anuales', explica Fernando Albert, jefe del servicio de arquitectura del Ministerio del Interior. No ha sido un trabajo fácil: 'Hicimos pruebas de resistencia, a tamaño real, con los geo en la escuela de oficiales de Aranjuez. Los agentes intentaron atravesar las mallas metálicas con los instrumentos que pensamos podían tener los inmigrantes: alicates y cosas así. No pudieron. Pero cuando las instalamos aquí, vimos que los irregulares compraban unas cizallas enormes, con las que cortaban las alambradas como si fueran mantequilla. Los sensores no registraban una vibración tan pequeña. Tuvimos que reforzar todo el perímetro con una nueva malla de hierros de un centímetro de diámetro', relata Albert.

El blindaje de la frontera ha levantado las protestas de los 200 comerciantes que tienen sus tiendas junto al paso de Beni Enzar y viven del 'comercio atípico'. Uno de sus portavoces cifró en un 70% la caída de las ventas por la mayor severidad en los controles. Sus quejas son un anticipo del colapso que amenaza a la ciudad dentro de ocho años. En 2010 se producirá el desarme arancelario de Marruecos. A partir de esa fecha las mercancías irán directas desde la Península a Marruecos. El contrabando no tendrá sentido. 'Estoy trabajando con los empresarios para que se reciclen antes de que eso suceda', dice Arturo Esteban. 'Les invito a abrir nuevas vías de comercio con Argelia y Túnez. Muchos negocios tendrán que reconvertirse en procesos de producción en la ciudad'.

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