Arzalluz asegura que ETA quedará 'más que coja' si Batasuna pierde más votos
El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, se mostró ayer convencido de que las elecciones municipales del 2003 constituyen la prueba de fuego de la supervivencia de Batasuna como fuerza política después de su estrepitoso fracaso el 13-M. En una entrevista publicada ayer por el diario peneuvista Deia, Arzalluz recuerda que además de los 80.000 votantes que la izquierda abertzale perdió en las elecciones autonómicas, la Mesa Nacional de Batasuna reconoce que otros 50.000 votos permanecen 'a rastras' en sus filas.
'Si ETA sigue actuando y no hay variación en Batasuna, se puede consumar el declive', asegura el presidente del PNV. Arzalluz destaca la importancia 'vital' que tiene para la estrategia independentista de los radicales vascos el mantener la presencia y cuota de poder que ahora tienen en los ayuntamientos, el único marco político que Batasuna admite.
Reconoce también que su partido, el PNV, no se va a enfrentar a ETA 'con las pistolas', sino que está inmerso en una 'batalla política' con Batasuna, en la que, dice, 'ellos están perdiendo y nosotros ganando', en alusión al trasvase de votos conseguidos por la coalición PNV-EA en las pasadas elecciones que refuerza su estrategia de vaciamiento de la izquierda abertzale como principal factor de neutralización de la violencia.
'Yo no me voy a enfrentar a ETA con la pistola. La nuestra es una batalla política'. Mermar la capacidad logística de ETA 'es un asunto de la policía. Yo pienso en el respaldo político y ése es mi campo', dice Arzalluz.
El presidente del PNV sostiene, en esta línea, que, 'de seguir así', si la gente abandona a Batasuna en los próximos comicios municipales, 'se quedará sin pueblo y sin nada, y ETA se quedará algo más que coja, ya que no bastan unos cuantos 'iluminados' para sostener un discurso político que dé cobertura a la acción armada'.
Pese a este convencimiento, Arzalluz no es partidario de apartar ahora del poder a Batasuna en los municipios donde se mantiene en el gobierno, como le está exigiendo el PP. 'Los tiempos que vivimos no son para añadir más tensión', sentencia a la vez que precisa que, en cualquier caso, el PNV no gobierna con Batasuna en ningún municipio. Además se muestra contrario a la ilegalización de la formación radical e insiste en que 'no es bueno echarles de todos los sitios porque sería quitarles alicientes políticos para su trabajo'.
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