'Es irracional, pero me da miedo'
Estudiantes extranjeros víctimas de robos describen la sensación de inseguridad que les transmite Sevilla
Marija volvía a casa en la madrugada del viernes 26 de octubre, pasadas las 3.00, tras tomar unas copas con sus amigos, sola como siempre desde su llegada a Sevilla, dando un paseo por el centro de la ciudad. A 100 metros de su casa, ya en la calle Doña María Coronel, un chico le gritó algo a su espalda. No prestó atención, habituada ya a esa mezcla de piropo y grosería propia de muchos hombres. Cuando quiso darse cuenta, aquel chico, 'de aspecto normal, como cualquier otro de entre 17 y 20 años,' estaba a su altura y la amenazaba con una navaja para robarle.
Ida caminaba un miércoles de finales de septiembre, a media mañana, por el paseo ajardinado junto al río Guadalquivir que hay bajo el puente de Triana, en el arranque de la calle Torneo. Sentada en un banco, dándose un respiro, a su lado paró un veinteañero con apariencia convencional. 'Otro interesado en darme conversación y ligar conmigo', pensó ella. Tras unas pocas palabras, el joven le agarró los brazos, la inmovilizó y empezó a rebuscar en su bolso y sus bolsillos para robarle. Su petición de auxilio forzó un instante de distracción del asaltante que ella aprovechó para huir.
Marija Bilandzic e Ida Petter son dos universitarias, de 24 y 23 años, alemana y holandesa respectivamente, que pasan unos meses en Sevilla con el programa de intercambio Erasmus. Los asaltos que relatan son similares a los sufridos por la belga Céline y su novio, por dos amigas noruegas de Marija o por su compañera de piso, italiana. En concreto, las dos chicas nórdicas que conoce Marija sufrieron un asalto en la misma calle que ella, la misma noche, con una diferencia de sólo media hora.
El exceso de confianza de este colectivo, las dificultades con el idioma y el desconocimiento de la ciudad hacen a estos estudiantes presa fácil de la pequeña delincuencia tan frecuente en la capital andaluza.
Pese a estos relatos de incidentes, la directora del Negociado de Programas Internacionales de la Hispalense, Mari Cruz Arcos, encargada de los más de 1.000 erasmus que a lo largo del año pasarán por la ciudad, cree que los problemas de inseguridad no tienen casi relevancia en el total de incidencias que sufren los estudiantes extranjeros.
Plus de precaución
Relevantes o irrelevantes, lo cierto es que los asaltos sufridos por Marija, Ida y sus compañeros o conocidos les han hecho ver la realidad de una ciudad que, sin destacar en España por sus índices de criminalidad, sí requiere de los que la habitan un plus de precaución y alerta ante las acciones de pequeños y jóvenes rateros.
Y, sobre todo, les han metido el miedo en el cuerpo. 'Yo ya no voy sola de noche a ningún sitio, y me asusto con cualquier cosa', reconoce Marija. Ida, por su parte, no ha querido volver a la ribera del Guadalquivir. 'Es algo irracional, pero me da miedo', dice.
De todas formas, lo que no han conseguido estos sucesos es empañar la imagen que ambas tenían de Sevilla ni estropearles la estancia. 'Es algo que puede pasar en cualquier sitio, aunque ahora tengo más precaución con la gente que se me acerca a hablar, sobre todo los chicos', dice Ida, que se confiesa una enamorada de una ciudad que ya había visitado antes como turista.
A Marija le gusta tanto el entorno físico de la ciudad como la forma de vivir de la gente, 'aunque todavía no he tenido mucho contacto con los estudiantes españoles, siempre estoy con extranjeros'. Sufrir un atraco es la peor manera de aumentar ese contacto con la población local pero, a partir de ahora, como si ya fueran sevillanas, sabrán de qué deben cuidarse.
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