La Libélula ofrece el premiado montaje 'El paladín de Francia'
Recién llegado del Festival de Plovdiv (Bulgaria), donde ha provocado la coincidencia de los tres jurados (el internacional, el del festival y el infantil), que le han concedido, respectivamente, tres premios al mejor espectáculo, se exhibe en Madrid el montaje El paladín de Francia, de la compañía Libélula.
No es la primera vez que esta obra de títeres, estrenada en 1999, recibe galardones: el Festival Teatralia, en su edición del año 2000, le concedió uno de sus tres premios.
Se trata de un cuento del escritor, ilustrador y escenógrafo italiano Lele Luzzati inspirado en las leyendas de la época carolingia sobre moros y cristianos. El espectáculo, que recrea tanto en los títeres como en los decorados las ilustraciones de Luzzati, se lleva a escena bajo la dirección de Julio Michel (que también manipula muñecos), combinando el teatro de sombras con títeres de guante.
La historia, cuya versión ha realizado Moncho Alpuente, contiene los ingredientes clásicos del género: héroe, dama secuestrada, traidor, mago... Sin embargo, el tratamiento plástico y la puesta en escena (con tres escenarios-pantallas, al tratarse de sombras) son muy complejos e innovadores. Como no podía ser de otro modo, siendo una producción de la compañía segoviana Libélula, una de las impulsoras del proceso de profunda renovación que ha vivido el teatro de marionetas español, entre otras cosas, como responsable de la creación y organización del Festival Internacional de Teatro de Títeres (Titirimundi), el espectáculo más importante en España y uno de los mejores del mundo en lo que a este género se refiere.
Contrapunto escénico
El paladín de Francia termina con un curioso contrapunto escénico: un retablo de títeres de cachiporra en el que se parodian la elegancia y la sutileza de la primera parte. En él, el personaje de Cristobita (un clásico del género e inmortalizado por Lorca) vive las mismas aventuras que el paladín, sólo que aquí las resolverá con la ayuda de su inseparable cachiporra y al ritmo trepidante de los títeres tradicionales.
Por otro lado, la compañía Espacio 3000 ha estrenado su último montaje, Nueve por cinco, en el Museo del Ferrocarril (paseo de las Delicias, 61; sábados y domingos, 13.00, hasta el 13 de diciembre). Recomendada para público de cinco a 12 años, la obra repite nueve veces la misma escena en busca de la verdad en torno a la pérdida del libro de lengua de Susana.
También el teatro Español (Príncipe, 25) presenta este fin de semana su último montaje, Blancanieves y los siete bajitos, una versión sobre el cuento de los hermanos Grimm, con dirección de Mara Recatero (16.30).
Por último, la sala Ático de Getafe (Madrid, 54) lleva a escena la obra de Luis Matilla De aventuras por la luz, en la que se mezclan elementos como luz, música, muñecos o sombras.
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