Receta contra la impunidad

Resulta indudable que Jonathan Power ha escogido un momento de lo más oportuno para hacer un balance de la historia de Amnistía Internacional: la organización defensora de los derechos humanos celebró el pasado 28 de mayo su 40º aniversario, acaba de estrenar nueva secretaria general -la primera mujer y la primera persona originaria de Asia que asume el cargo- y se ha dotado de un nuevo mandato que amplía considerablemente su cometido y que probablemente cambiará la naturaleza de la organización: Amnistía lucha ahora contra cualquier tipo de discriminación, no sólo aquellas relativas a los derechos civiles y políticos, sino también las que afectan a los derechos económicos, sociales y culturales.

Sin embargo, pese a lo que pudiera parecer por todas estas coincidencias, este libro no es producto de un encargo de la organización. Columnista del Herald Tribune y otros medios de prestigio, Jonathan Power lleva décadas siguiendo la trayectoria de Amnistía y hace veinte años ya publicó un primer balance.

Tampoco es ésta una Historia al uso: Power escoge unos cuantos hitos significativos en la trayectoria de Amnistía, los valora desde su propia perspectiva -independiente y documentada-, y a todo ello le añade un primer capítulo, quizá algo largo, en el que detalla su amistad con el general Olosegun Obasanjo, antiguo preso político apadrinado por Aministía y actual presidente electo de Nigeria.

Además, Power se centra principalmente en la labor de las secciones británica y estadounidense, por lo que a la edición española se le ha añadido un apéndice de César Díaz, redactor jefe de la revista de Amnistía, en la que se abordan asuntos como la persecución penal de los insumisos y el papel jugado ante la violencia etarra.

Entre las críticas vertidas a lo largo del libro destacan dos: Power señala que durante los últimos años, y apremiada por las exigencias de los medios de comunicación y sus propios activistas, Amnistía Internacional ha tomado postura sobre casos particulares sin reunir toda la información posible. En segundo lugar, Power acusa a la organización de haberse dejado instrumentalizar a finales de los años setenta por el grupo alemán de extrema izquierda conocido como 'la banda Baader-Meinhoff', que siguió recurriendo al asesinato y al secuestro de aviones mientras sus militantes presos recibían el apoyo de la organización humanitaria.

En el otro platillo de la balanza, Power dedica un capítulo al juicio contra Pinochet y otro al régimen de Bokassa, el cual, a consecuencia de unas manifestaciones de escolares, procedió a asesinar y encarcelar a centenares de niños. Amnistía demostró en aquella ocasión cómo una meticulosa recogida de información puede convertir un caso desconocido de represión en una polémica internacional que terminó forzando la caída de la dictadura centroafricana.

Como conclusión de esta obra, que entre sus virtudes cuenta con una redacción ágil y rica, baste citar una frase del autor recogida en la contraportada del libro: 'Quizá Amnistía no ha cambiado el mundo todavía, pero tampoco lo ha dejado tal como lo encontró'.