El latín y los curas
'Los afganos que estudian en árabe son los estudiantes de teología, como ahora en España quienes estudian latín suelen ser curas'. Al escribir esto Álex Grijelmo en su artículo Los talibanes y los childrenes, en EL PAÍS, 2-11-2001, página 24, vincula esa antigua lengua con una institución cuya jerarquía viene mostrando su talante más retrógrado y reaccionario, equiparando de modo implícito a esos pobres niños musulmanes que salmodian enajenados por el fanatismo con los estudiantes que corean las declinaciones, aunque hoy día no hay docente que se atreva a hacer corear a nuestros escolarizados españolitos ni la tabla de multiplicar. En España los únicos que estudiamos latín, credo o profesión religiosa aparte, somos los alumnos y profesores de filología clásica, disciplina que todos los grupos de poder y opinión pretenden desprestigiar, bien ninguneándola en los medios de comunicación y en los debates políticos, bien deslizando afirmaciones tan superficiales y falaces como la que nos ocupa, cuando no sacando demoledoras erratas en los escasos artículos que en su defensa se nos permiten publicar.
El objetivo es evidente, liquidar por entero esta enseñanza de nuestro sistema educativo, y desde luego que, gracias a la nueva Ley de Universidades, conseguirán erradicarla incluso de donde nos la han dejado arrinconada. Pero el señor Grijelmo es sólo un profesional del periodismo y en la superficialidad de la actualidad se queda, a pesar de que él mismo imparte clases y escribe tan encendidas aunque insolventes soflamas en defensa de nuestro idioma. Ese absurdo complejo de inferioridad ante el inglés, que el señor Grijelmo tiene como objeto de sus jeremiadas, se evitará con una mejor preparación en el idioma hegemónico, pero sobre todo con un conocimiento más profundo de nuestra propia lengua, para lo que es imprescindible el estudio del latín.
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