Terror en el sofá de casa
El público se vuelca en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián
Dice el realizador Tinieblas Gonzalez que la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián -que celebra hasta el sábado su duodécima edición- gana por goleada a otros festivales del género por una cuestión muy simple: 'Aquí hay gente de verdad. No como en otros certámenes, donde al público sólo le importa ver de cerca al director o al famoso de turno', explica. 'Aquí la gente viene a ver las películas que no va a poder ver en ningún sitio con los colegas, en un ambiente de fiesta'.
No es lo mismo ver Jason X, la décima entrega de Viernes 13, o Dagon, la última producción de la Fantastic Factory, en el teatro Principal donostiarra que en una sala comercial. Porque en los maratones de este pequeño festival, donde beber agua está mal visto, el público se despacha a gusto: patalea, aplaude, fuma, hace comentarios cruzados en voz alta e increpa incluso a los actores en los pases de las películas. '¡A ésa no la mates, que está muy buena!'
'Es como sentarte en el salón de tu casa, pero con 500 personas, y disfrutar y poder tirar lo que haga falta', asegura González, autor de Por un infante difunto y The Raven. Eso ocurre en días como el sábado, cuando ya no se distingue la puerta que separa el bar de la sala de proyecciones.
La respuesta del público ha desbordado durante estos años a los organizadores del festival. Tanto es así que en esta edición se han extendido las proyecciones a una nueva sala, no sin temor. 'Pensábamos que el Príncipe iba a estar medio vacío hasta dentro de dos o tres años', reconoce el director y alma de la Semana, José Luis Rebordinos. 'Pero se está llenado y a estas alturas se han vendido el 50% de las entradas de todas las sesiones de los próximos días'. En tan sólo tres jornadas más de 10.000 personas -el año pasado fueron 30.000 en nueve días- han respondido a la oferta del festival, que abarca todos los subgéneros: desde el terror más clásico, hasta el cine gore o las películas de animación.
Los filmes, valorados por el público, y los cortos -juzgados también por un jurado oficial- se comentan entre bastidores. 'Este año me ha sorprendido el nivel de sofisticación de los cortos. Se ve que hay mucho talento tanto dentro como fuera de España', afirma Brian Yuzna, fundador de la Fantastic Factory y miembro del jurado.
Porque en este festival no existe la distancia entre directores, actores y famosos y el público. Lo mismo se puede ver a un fan del terror negociando una entrada con Rebordinos que a Montxo Armendáriz -miembro del jurado- conversando con un espontáneo. El que asiste una vez a San Sebastián, vuelve. Y este boca a boca es lo que ha hecho que se conozca su nombre en el extranjero. No sus 64 millones de presupuesto, que aún y todo dan para mucho: el pase de 87 títulos, exposiciones, teatros de calle y juerga, mucha juerga.
Babelia
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