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Admitida una querella por tortura psicológica en el trabajo

El juzgado de instrucción número uno de Valencia ha admitido a trámite la querella presentada por los familiares de un joven que murió en accidente de tráfico contra sus superiores en el trabajo por tortura psicológica. El joven, de 18 años y vecino de Ayora, trabajaba de camarero en el balneario de Cofrentes. El 16 de septiembre de 2000, en un tramo semirecto, sufrió un accidente mortal con la motocicleta en la que circulaba. El suceso se produjo poco después de haber mantenido una discusión en el trabajo antes de acabar la jornada laboral.

Un auto del juez, fechado el cinco de octubre, admite a trámite la querella contra los superiores de la víctima al considerar que los hechos relatados en el escrito de la familia pueden ser constitutivos de un delito de tortura psicológica y amenazas.

Tras la muerte del joven, la familia supo, por los compañeros de trabajo, que el fallecido vivía una situación humillación absoluta desde febrero de 2000 por parte del jefe de camareros del establecimiento. Cuando ocurrió el accidente mortal, el joven llevaba trabajando varios meses en el Balneario, fue su primera experiencia profesional, y tenía el objetivo de quedarse como personal de mantenimiento.

Según consta en la documentación de la causa, el responsable de los camareros J. T. F., que comparecerá ante el juez el próximo 12 de diciembre como imputado junto al director del centro, M. I. H., se extralimitó en sus funciones y pasó a proferir 'agresiones verbales de humillación absoluta'. En un informe psicológico encargado por la familia, en el que se ha tomado como testigos a dos empleados y compañeros de la víctima, se relata que el imputado tachaba de 'inútil' y de 'no servir para nada' al fallecido. La razón de esa actitud, según la familia, pudo tener su origen en un problema sin mayor trascendencia con la hija de éste. La familia, según su letrado, Ignacio Gargallo, ya acudió en una ocasión a hablar con el jefe de camareros porque echó al joven del trabajo sin causa aparente. La empresa volvió a contratarlo pero el día del accidente mortal fue de nuevo despedido por el jefe de camareros.

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