La eterna salida de Uncio
José Manuel Uncio, director del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), desde que Eduardo Zaplana llegó al poder en junio de 1995 ha reiterado su interés por dejar el cargo que ocupa en la Administración autonómica desde el final de la pasada legislatura.
El poder que había acumulado el IVF cuando José Luis Olivas ocupaba la Consejería de Hacienda se vio notablemente mermado con la llegada de Vicente Rambla al cargo, en julio de 1999.
Hace dos años, el director del IVF arrancó al presidente de la Generalitat un compromiso para abandonar el cargo en enero de 2000. Uncio llegó a constituir una sociedad limitada para gestionar su patrimonio operativa desde esa fecha.
El pasado mes de septiembre, reiteró su petición. La reorganización de la Administración autonómica anunciada por el presidente de la Generalitat en el debate de político general, los movimientos de altos cargos y la salida de otros, parecían el momento adecuado para deslizar su renuncia sin que el caso se convertiera en foco de atención.
Zaplana llegó a comentar la renuncia de Uncio ante el pleno del Consell el pasado martes, cuando se aprobaron los cambios anunciados en el segundo escalón. Pero, una vez más, la salida del director del IVF se congeló.
Una versión apunta a la sorpresa expresada por Vicente Rambla, quien pidió tiempo para localizar a alguien capaz de asumir el relevo y subrayó la importancia que concede al puesto que ocupa el responsable financiero de la Generalitat. El consejero de Hacienda habría pedido dos semanas para digerir el caso, ajeno a los compromisos adquiridos por Zaplana con Uncio en virtud de su íntima relación.
Otra versión, más conciliadora, apunta que el presidente no habría sometido al pleno el posible relevo de Uncio sin consultar previamente a Rambla.
