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Los discos de vinilo de rock clásico dominan la oferta de la 17ª edición de la Feria del Disco de Coleccionista

Eran las seis de la tarde cuando la Feria del Disco de Coleccionista de Cataluña abrió ayer sus puertas una vez más en el Palau de Alfons XIII de la Fira de Barcelona. Los primeros instantes de esta 17ª edición poco se diferenciaron de los de años anteriores: discos, muchos discos, amontonados en todos los rincones posibles y con gran abundancia de los vinilos de rock clásico, aglomeración en la puerta, alguna que otra carrera para llegar en primer lugar al expositor más deseado y la eterna figura de un sardónico Mike Jagger de cartón recibiendo a los asistentes en la misma puerta.

Tal como sucediera en las últimas ediciones, en realidad prácticamente en todas, pocos minutos antes de la hora de apertura la cola de intranquilos coleccionistas llenaba la plaza situada ante el palacio ferial. En el interior los expositores daban los últimos retoques a su mercancía mientras que algunos coleccionistas más empecinados cerraban sus últimas transacciones. Ésa ha sido, precisamente, una de las notas diferenciales de esta 17ª edición. A las nueve de la mañana se abrieron las puertas del recinto tanto a los expositores como a un grupo de coleccionistas que optó por pagar una entrada bastante superior a la habitual para poder hurgar a sus anchas en los centenares de cubetas antes de que éstas se expusieran al público en general. La medida ha sido importada por los responsables de la exposición de algunas ferias americanas y el resultado será siempre difícil de evaluar: no hubo muchos coleccionistas que se acogieron a la medida, pero la mayoría de ellos llevaba las bolsas llenas y se quejaba, eso sí, de los precios, en especial de los expositores alemanes que practicaban un cambio al alza algo excesivo.

Otra de las notas diferenciales de esta exposición ha sido el horario del primer día: la feria se inició a las seis de la tarde y permaneció abierta hasta la medianoche para poder acoger a las 22 horas el anunciado concierto especial del grupo Dover. Tanto hoy como mañana los horarios de la feria serán los habituales, es decir, desde las 11.00 horas hasta las 21.00 horas.

Por lo demás, el primer día de la Feria del Disco de Coleccionista se asemejó mucho al de años anteriores y la oferta casi podría superponerse. La cantidad de vinilos fue muy superior a la de cualquier otro formato, el gran peso de la oferta de discos compactos se centró en grabaciones piratas y bastantes saldos (era posible comprar CD's a partir de 250 pesetas) y la cantidad de vídeos, revistas o libros fue casi insignificante.

Una vez más el rock fue el rey de la fiesta y no dejó espacio para prácticamente ningún otro estilo. Los Beatles dominaron con holgura, Elvis iba a la zaga y Bruce Springsteen perdía posiciones con respecto a otras ediciones. Una novedad fue el ascenso del grupo Kiss que contaba incluso con un par de expositores dedicados exclusivamente a su memoria y que esta noche contará con un concierto de homenaje ofrecido por un grupo de clónicos italianos: Electric Circus.

En las vitrinas del material, que se subastará mañana domingo a partir de las seis de la tarde, lo que más destacaba, teniendo en cuenta que guitarras autografiadas y discos de oro abandonados se han visto ya mucho, era los cinco pelos de Napoleón Bonaparte que resultaban bastante difíciles de distinguir en el gran marco en el que estaban colocados. Un vestido de dos piezas de seda natural de Jacqueline Kennedy atraía también muchas miradas (su precio de salida será de tres millones de pesetas). Algunos objetos de la llorada sala Zeleste también captaron bastante público; seguro que más de uno derramó ayer alguna lagrimita ante el rótulo luminoso que durante tantos años presidió la barra central del local (podrá pujarse por él a partir de 50.000 pesetas).

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