Ayudándose a sí mismos
Desde la Asociación Medicus Mundi Bizkaia, que agrupa a 500 socios y más de mil colaboradores, la mayor parte residentes en el Gran Bilbao y con una trayectoria de trabajo en cooperación al desarrollo y solidaridad humana de más de 30 años, queremos llamar la atención sobre la polémica creada en torno a la apertura del Centro Hontza de Cáritas para atención a personas drogodependientes y sin techo en el muelle de Urazurrutia de Bilbao. Solicitamos el apoyo de la ciudadanía para que este centro pueda abrirse, ya que entendemos que los problemas que pretende atender son responsabilidad de las instituciones y de todos los ciudadanos de Bilbao.
Es este un centro de reducción de daños necesitado desde hace años por nuestra sociedad, y en particular por las personas que viven en ella de una forma más marginal, que ha costado grandes esfuerzos equipar y crear. Pero su apertura ha suscitado la oposición de algunos vecinos, imposibilitando su funcionamiento hasta el presente. Como organización especializada en la cooperación sanitaria para el desarrollo y depositaria de cierta responsabilidad solidaria, nos vemos en la obligación de defender la apertura del Centro Hontza, dado el retroceso social que supondría aceptar que no hay lugar en nuestra ciudad para dar una mínima asistencia humana a la marginalidad. Estamos hablando de la apertura de un lugar en el que puedan dormir, ser limpiados y curados los sin techo y drogadictos, al final seres marginados socialmente. Nuestra propia participación en la denuncia de la situación debiera llamar la atención de las autoridades y ciudadanos sensibles a los temas sociales. Ciertas organizaciones que nos dedicamos a hacer solidaridad con el Tercer Mundo estamos volviendo sobre cuestiones muy básicas en nuestro entorno social, que pensábamos resueltas. Cuestiones como el racismo, la discriminación, la falta de compasión y la solidaridad humana, que al parecer empiezan (algunas) a sobrar y (otras) a escasear cuando los problemas nos tocan de forma más directa y personal.
La salud es el bienestar físico, psíquico y social y además es un derecho fundamental que todo ser humano merece por el hecho de serlo, incluso aquellos que se autodestruyen, porque lo hacen precisamente porque están enfermos. A todo enfermo, incluso a los terminales y sin solución, hay que atenderlos, igual que atendemos en los hospitales de Africa a los enfermos de sida sin tratamiento científico. Porque atendiéndoles, nosotros y ellos seguimos siendo humanos y reducimos sus daños. Proporcionar cama y jabón, también es mejorar la salud. Se trata por tanto de reducir sus daños con humanidad y de hacerlo lo más próximamente que se pueda al lugar en el que se encuentran.
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