Del calabozo al césped
Roberts, que hoy juega contra el Depor, pasó el lunes en prisión por llevar un cheque robado
Zizi Roberts sólo lleva 24 horas en libertad. Nadie sabe dónde lo estará celebrando, pero, sea donde sea, no tendrá demasiado tiempo para expandir su alegría. El delantero liberiano, después de pasar la noche del lunes en un calabozo por intentar cobrar un cheque robado, será hoy titular en el once del Olympiakos para medirse en la Liga de Campeones al Deportivo.
Sin embargo, ayer, nadie sabía 'nada de Mister Roberts', como explicó con asepsia una educada señorita desde las oficinas del club griego. Y es que antes de su feliz salida a ver la luz del sol, el último dato conocido sobre las andanzas de Roberts (Monrovia, Liberia, 1979) es que entró el lunes pasado en una oficina bancaria con un cheque en el bolsillo y salió esposado dentro de un coche patrulla en dirección a una comisaría de policía. El cheque era robado. Al delantero negro del club griego le dio tiempo, eso sí, de asegurar que el talón -por valor de unos 12 millones de pesetas- se lo había entregado Achileas Beos, presidente del Panionios, su antiguo club, para saldar una deuda contractual. La policía, poco sensible al enrevesado sistema de remuneraciones del fútbol, afirma que un tercer protagonista denunció el mes de julio pasado el robo del cheque.
Ayer el juzgado del Pireo le puso en libertad después de pasar la noche en uno de los calabozos 'estimando que había sido una víctima y no un delincuente' en el caso del cheque robado.
Roberts llegó esta temporada al Olympiakos procedente del Panionios. Antes, mucho antes, había desembarcado en Italia con sólo 17 años en una de esas oscuras operaciones cazatalentos que desplazan a chavales africanos al por mayor con la esperanza de que alguno 'salga bueno'. El pequeño Roberts, militó en el Ravena y de ahí pasó a las categorías inferiores del Milan. El poderoso club italiano lo cedió a un modesto club suizo desde el que el joven delantero siguió su tour europeo para recalar en un equipo griego, el Ionikos.
En la decisión de marcharse a Grecia pesó el que en el país heleno residiese una pequeña colonia de futbolistas liberianos. Siete internacionales de ese país juegan en la Liga griega. También la curiosidad de Roberts 'por una cultura nueva'. Desde el Ionikos pasó hace dos años al Panionios, donde explotó como goleador anotando 14 tantos en la Liga. Algo que le sirvió como trampolín para recalar este año, por último, en el Olympiakos.
Una fulgurante carrera que le ha llevado a disputar dos encuentros de Liga de Campeones este curso, aunque según Roberts continúa en Grecia porque no tiene 'otra escapatoria'. Parece que la 'curiosidad por una cultura nueva' se ha convertido en desafecto por su lugar de trabajo.
El delantero liberiano se quejó amargamente hace no mucho de 'la falta continua de respeto que hay en Grecia hacia los jugadores africanos'. Y el episodio del lunes no ha debido tranquilizarle precisamente sobre determinados 'usos' del fútbol griego. Hoy, en el césped, al menos podrá correr en libertad.
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