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Reportaje:

El arte de perder la vergüenza

El centro cultural Conde Duque expone 200 fotografías con desnudos de ciudadanos anónimos y personajes famosos

Juan José Gómez Molina (Carcelén, Albacete, 1943) ha conseguido algo que puede parecer imposible y que despertaría la envidia de más de uno. Casi 200 personas se han quitado la camisa, el reloj, los pantalones y la ropa interior delante de él mientras disparaba una y otra vez su cámara de fotos en una habitación de paredes blancas. El resultado se expone hasta el próximo 6 de enero en el centro cultural Conde Duque (calle del Conde Duque, 11) bajo el título La piel en la mirada: 200 fotografías que muestran cicatrices, rostros y cuerpos desnudos. Entre ellos se encuentran algunos famosos, como los directores de cine Alejandro Amenábar o José Luis Cuerda, el arquitecto Ricardo Aroca, el poeta José Hierro o el director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Juan Manuel Bonet.

'Llevo siete años trabajando con esta serie, que empezó de manera fortuita cuando fotografié a una amiga', explica Gómez Molina. 'Hay mucha gente famosa, pero también personas que me he encontrado en el metro, por la calle o en una cafetería, y a las que propuse posar', asegura. Y añade: 'Lo que más me ha sorprendido es que todos aquéllos a quienes hablé de mi proyecto han querido participar en él. La reacción de la gente ha sido muy positiva, sobre todo al ver las fotos'.

El comisario de la muestra, Antonio Rabazas, explica que cada persona era libre de elegir cómo quería salir en la imagen: 'Fueron los propios modelos los que decidieron si querían un retrato de rostro y hombros, que se les viese el pecho o salir completamente desnudos'.

'Soy lo que parezco'Al lado de cada fotografía hay un texto donde los modelos cuentan cómo llegaron a quedarse desnudos delante de la cámara y cuáles fueron sus sensaciones. 'Yo estoy seguro de que soy lo que parezco en esta foto que me hizo Juanjo un día con una cámara que tiene buenísima (...) Las mujeres jóvenes son otro cantar, se mire como se mire', escribe a través del correo electrónico el director de cine José Luis Cuerda, amigo de Gómez Molina. 'Ya no quedan hombres', pone en una tarjeta, por su parte, el también director de cine Mateo Gil.

Además de los famosos, el resto de retratados también opina sobre la petición del fotógrafo de que se quitasen la ropa. 'Ante la insistencia del autor', escribe, simplemente, un hombre de mediana edad que aparece con el torso desnudo. 'Además de pasármelo genial, me sentí reina por un día. Bien, muy bien; gracias, Juan José', admite otro. 'Era muy aburrido ir al estudio casi todos los días y pasar allí largas horas sin hacer nada. Pero el resultado fue magnífico; jamás pensé que pudiera verme reflejada en un trozo de papel', escribe María Amparo Rodríguez, una niña de unos nueve años que aparece fotografiada de pecho para arriba. 'Al terminar, me sentí guapa', dejó escrito Corina. Otros optaron por hacer un dibujo, escribir una partitura, poner una secuencia de fotos o estampar su firma.

Algunas de las personas que se han acercado hasta la exposición han hallado sorpresas. 'Pasaba por aquí y me he decidido a entrar. Me he quedado sorprendidísima cuando he visto en uno de los retratos a una amiga mía', confesaba ayer María Dolores.

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Cuerpos imperfectos Teresa y Felipe, un matrimonio de mediana edad, no salen en las fotos, pero ayer, después de recorrer durante un buen rato la exposición, aseguraron que no tendrían problemas en posar ellos también desnudos. 'En la revista Interviú ponen chicas muy guapas con la tetilla bien puesta, pero la gente que sale en esta exposición no es físicamente perfecta, y por eso da un poco de sensación y de grima verlos retratados', comentaba Teresa. 'Yo he visto muchos cuerpos desnudos y a mí ya no me sorprende nada', apostillaba su marido.

Y es que entre los 200 modelos hay cuerpos esculturales, vientres lisos y espaldas perfectas. Pero también hay heridas, cicatrices, celulitis y muchos pechos caídos. 'Estamos acostumbrados a ver en el cine, salvo en películas como La lista de Schindler o en alguna de Peter Grenaway donde hay desnudos de gente mayor, cuerpos en plena plenitud y mucha gimnasia amorosa donde no se ven los defectos físicos. Con este trabajo he querido reflejar cómo somos realmente, y no cómo nos muestran en el cine', explicó Gómez Molina.

Este fotógrafo y pintor, catedrático de Bellas Artes de la Universidad Complutense, continúa trabajando en otros proyectos al margen de la exposición. Por ejemplo, hace 20 años fotografió por dentro todas las casas de su pueblo, Carcelén (Albacete), y ahora las está volviendo a retratar para ver cómo han cambiado en esta época. Además, está haciendo algunos trabajos sobre Madrid. 'Desde hace cinco años estoy fotografiando todos los días el mismo árbol de la plaza del Dos de Mayo, donde tengo el estudio. Estamos en una época en la que no miramos las cosas con detalle, tenemos una mirada distraída y no nos paramos en nada. Lo que intento es registrar una realidad que se evade y que va cambiando', concluye.

La piel en la mirada. Centro cultural Conde Duque (calle del Conde Duque, 11). Hasta el 6 de enero. Entrada gratuita. Catálogo: 2.500 pesetas.

Un visitante, ante los desnudos expuestos en la muestra del Conde Duque.
Un visitante, ante los desnudos expuestos en la muestra del Conde Duque.SANTI BURGOS

Un pintor para el realismo de Madrid

Además de la exposición La piel en la mirada, el Centro Cultural Conde Duque acoge hasta el próximo 6 de enero la muestra Antonio Maya: una visión de los últimos 20 años del pintor en Madrid, que comprende 46 pinturas y tres esculturas de este artista nacido en Jaén en 1949. Entre las obras se encuentran cuadros de su primera época como Edificio atávico (1974) o Medición en la sombra (1982). Destacan también en la exposición la obra Chon y la chaqueta azul (1984) y una serie de los años noventa titulada Desprendimientos. Además, la muestra incluye varios retratos, bodegones y paisajes representativos de los últimos 20 años de Maya en Madrid. El tema principal y casi único de este pintor realista es su entorno, con el que compone una imagen de sí mismo: su familia, su hogar, los objetos que le rodean. El estilo de Antonio Maya camina en un primer momento bajo las influencias de Antonio López, sobre todo a principios de los años setenta. A partir de entonces, según los organizadores de la muestra, el artista jienense desarrolla un lenguaje más personal, tanto en su pincelada como en la iconografía que utiliza. Así, entra en la realidad realizando su personal interpretación.

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