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Crónica:Liga ACB | BALONCESTO
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid se rinde un homenaje

Los blancos se toman la revancha de la final del año pasado y aplastan al Barcelona

Ni en defensa ni en ataque. El Barcelona, ese equipo en el que militaba el curso pasado Pau Gasol, aquel conjunto que presumía de ser el primo mayor y gamberrete de la competición, el matón del barrio, el arrogante grupo que se imponía gracias a una mezcla de clase, fuerza y encanallamiento defensivo, se evaporó ayer en Madrid sin demostrar nada. Nada, excepto que tiene muchos motivos para añorar al chaval de Menphis.

REAL MADRID 97| BARCELONA 76

Real Madrid: Djordjevic (14), L. Angulo (8), Herreros (19), Struelens (4) y Tarlac (6) -Cinco inicial- Tabak (18), R. López (6), A. Angulo (2), Iturbe (7), Llorente, Hernández y Vukcevic (13). Barcelona: Jasikevicius (11), Digbeu (2), Karnisovas (2), Okulaja (17), Dueñas (6) -Cinco inicial- Rentzias (2), Ekonomou (4), De la fuente (6), Navarro (21), Rodríguez (3) y Alzamora (2). Árbitros: Ramos, Bultó y Rosado. Señalaron falta técnica a Jasikevicius por protestar (m. 17) y al banquillo del Barcelona (m. 24). Unos 5.200 espectadores en el pabellón Raimundo Saporta de Madrid.

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Ni en defensa ni en ataque. El Barcelona, al antiguo equipo de Pau Gasol, cayó en Madrid por la mayor diferencia de puntos desde el lejano 1977, cuando perdió por 50 puntos. Y su rival, el acomplejado Madrid, el débil, se tomó la revancha de la perdida final de la temporada pasada labrando un baloncesto de encaje. Pleno de acierto, con Herreros viviendo otra juventud, menos dorada pero igual de efectiva, con Tabak abonado al acierto, con Lucio Angulo enorme en defensa y magnífico en el rebote, el Madrid se fue distanciando en el marcador con la misma facilidad con la que el agua fluye cuesta abajo.

Sin violencia, con suavidad, el juego de los blancos, veloz, aplastó a un Barcelona anonadado, asombrado ante la rebelde insurrección del Madrid.

El primer cuarto fue el único segmento del choque en el que el Barcelona pudo mantener el tipo, soportar la efectividad blanca y su rápida circulación de balón. El alemán Okulaja, aún no ofuscado por el mazazo de levantar la vista y ver el marcador reflejando el fracaso azulgrana, se movió bien en la pintura e incluso se permitió el lujo de anotar un triple. Jasikevicius le acompañaba en la dirección, acertada, y el tiro lejano, certero. El Madrid aguantaba el tirón sin asomar demasiado aún las orejas.

Pero ya en el segundo cuarto, con Jasikevicius desquiciado por las faltas -fue eliminado al empezar el tercer periodo y se ganó una técnica al abandonar la cancha entre aspavientos de disgusto y muecas faciales- el Madrid puso en marcha la sinfonía que llegaría a su momento álgido en el tercer cuarto.

Nada menos que 36 puntos en 10 minutos. Una proeza. Una verdadera proeza contra un equipo que si se define por algo es precisamente por la dificultad en hacerle puntos. Djordjevic empezó a apuntalar desde la línea de tres el edificio de una sólida victoria, de una aplastante victoria, ayudado por el trabajo oscuro y efectivo de Tabak. El sigiloso pívot anotó todo cuanto cayó en sus manos, se fajó con ventaja y suficiencia frente a los pivots azulgranas y participó en el decisivo cierre del rebote en la pintura blanca. Los madridistas no ofrecieron ninguna opción al Barcelona de tener más de una posibilidad de tiro, cerrando con candado y a la perfección el rebote defensivo.

Los blancos enfilaron el último cuarto con la intención de ofrecerse a si mismos un homenaje. El homenaje de un baloncesto a toda velocidad, algo no demasiado frecuente en un equipo que tiende a la obturación, al atasco en ataque. Ayer no. Ayer los blancos no dejaron tregua al balón, moviéndolo sin descanso. El Madrid decidió jugar con una frescura en las ideas que se transmitía de jugador en jugador en una corriente que casi siempre terminaba con la pelota rodando sobre el aro metálico que defendía el Barcelona.

El equipo catalán, sin embargo, se conformó con observar la felicidad ajena sin mostrar demasiadas ganas de estropearla. Sólo Navarro, el inconformista Navarro, trató de maquillar el resultado a base de triples y penetraciones. Y algo consiguió. Al menos, la ventaja no alcanzó los 30 puntos por los que rondaba desde que comenzó el último periodo. El Madrid lo hubiese merecido en lo que fue su mejor partido en mucho tiempo.

En los otros dos partidos de ayer en la jornada de la Liga ACB el Girona se impuso en la cancha del Breogán de Lugo (64-83) y el Gijón Baloncesto cayó derrotado en su feudo ante el Fuenlabrada madrileño (75-83).

Dueñas se lleva el balón ante la oposición de Tabak y la mirada de Alberto Angulo
Dueñas se lleva el balón ante la oposición de Tabak y la mirada de Alberto AnguloRICARDO GUTIÉRREZ

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