Kabaeva se toma la mejor revancha de Sydney

Mide 1,66 metros y pesa 45 kilos. No es de las más altas, que ya son mayoría (sobre 1,70), pero es la mejor. Números cantan: cinco títulos de los seis en disputa, y una medalla de plata. Alina Kabaeva, la gimnasta rusa que el pasado 12 de mayo cumplió los 18 años, se tomó una cumplida revancha de su disgusto en los Juegos de Sydney 2000. Allí perdió el único título olímpico en disputa. Esta vez, no sólo ganó el general indiviudual con total autoridad y se aprovechó de la superioridad rusa por equipos, sino que acabó ayer venciendo en tres de los cuatro aparatos: cuerda, pelota y mazas. Curiosamente, como una pequeña maldición que le persigue, perdió el de aro. Fue un fallo menor que el de Sydney, al escapársele también el aparato, y el daño muchísimo más leve. Allí se quedó con el solitario bronce y aquí sólo perdió una oportunidad de seis.

Alina, uzbeka por su lugar de nacimiento, Taskhent, tomó la nacionalidad rusa tras la desmembración de la antigua URSS. Ella apenas tenía dos años y dos después empezaba en la gimnasia. Y ha llegado a estar entre las más grandes de la historia. Tanto con el reglamento anterior como en el actual, que eleva las dificultades a categoría de casi imposibles, su gimnasia es un espectáculo. El contorsionismo en cualquier caso, los estiramientos de la rítmica, que compiten en el más difícil todavía con los riesgos de la más antigua gimnasia artística, alcanzan en ella unos matices especiales. Sólo su compatriota Irina Tchachina, se le acerca y parece su sucesora natural a sus 15 años. Precisamente se aprovechó del fallo de Alina en aro para ganar su único oro. Y recolectó las cinco platas que ella dejó libres.

Pero no sólo Kabaeva es la mejor en los denominados relevé, attitude o cambré, las variantes tremendas de colocaciones de piernas y en posturas asombrosas. Su perfección con los aparatos es magnífica. La coordinación en los lanzamientos de la cuerda, la pelota, la mazas y hasta el aro, salvo en su leve escape final, son magníficos.

Almudena Cid, que sólo pudo entrar en la final de aro, terminó sexta. España fue quinta por equipos (tras Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Bulgaria) y tiene el mérito de ser la mejor nación occidental. Las medallas están muy caras. La primera española fue justamente el bronce de María Jesús Alegre en los Mundiales de Madrid, en 1975. Pero en ellos no estuvieron las grandes potencias, URSS y Bulgaria, ni los países comunistas en protesta por los fusilamientos franquistas de entonces. Y en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 Carolina Pascual ganó la plata entre Oleksandra Timoshenko, oro, y Oksana Skaldina, bronce, las ucranias mejores de la CEI (Comunidad de Estados Independientes), el último rescoldo soviético. Pero no estaban rusas ni bielorrusas, por ejemplo. Ahora, en cambio, la antigua escuela soviética incluso ha arrastrado a Kazajstán, sexta en estos campeonatos tras España.

Clasificaciones

Cuerda: 1. Alina Kabaeva (Rusia), 27,925 puntos. 2. Irina Tchachina (Rusia), 27,250. 3. Tamara Yerofeeva (Ucrania), 26,025.

Aro: 1. Irina Tchachina (Rusia), 27,500. 2. Alina Kabaeva (Rusia), 27,450. 3. Simona Peycheva (Bulgaria), 26,175. 6. Almudena Cid (España), 24,750.

Pelota: 1. Alina Kabaeva (Rusia), 27,950. 2. Irina Tchachina (Rusia), 27,275. 3. Simona Peycheva (Bulgaria), 27,625.

Mazas: 1. Alina Kabaeva (Rusia), 28,375. 2. Irina Tchachina (Rusia), 27,525. 3. Simona Peycheva (Bulgaria), 27,275.