Rossi vuelve a exhibirse

Un guión semejante y un desenlace idéntico. El estilo Rossi empieza a ser conocido en todas partes: el nuevo campeón del mundo de 500 divierte y se entretiene con los rivales durante un rato, ofreciendo espectáculo de alto nivel, pero cuando decide resolver, pasado el ecuador de la carrera, lo hace confortablemente y se escapa en solitario para conseguir la victoria. Se ha visto varias veces este año, y ayer, en Malaisia, la estrategia del genio italiano rozó la perfección. Lleva ya 10 victorias este año y los demás no saben qué hacer para atenuar su hegemonía.

'¿Por qué no pasas de venir a Brasil?', le sugirió su compatriota Loris Capirossi (Honda), segundo ayer, mientras bajaban del podio. Quizá sea la única forma de impedir que Rossi siga sumando victorias. Liberado ya de la presión de tener que conquistar el título, sale a la pista a pasarlo bien, y eso le convierte en un piloto todavía más peligroso. Su canibalización de los rivales alcanza ya un alto grado de precisión. Como ayer, cuando jugó con Capirossi y con el australiano Garry McCoy (Yamaha), tercero al final, hasta que dijo basta y se marchó con una facilidad espectacular. Pero no se le puede negar que el rato que pasa acompañado bien vale el precio de la entrada que pagan los espectadores.

Mientras Rossi lo borda, sus rivales, especialmente su enemigo Max Biaggi (Yamaha), naufragan al intentar perseguirle. Ayer el piloto romano sufrió su cuarta caída en las seis últimas carreras arrastrando en su camino al todavía número uno, Kenny Roberts (Suzuki), y librando así a Valentino de dos posibles incordios. También se cayeron Norick Abe y Olivier Jacque, y el parte de bajas permitió maquillar otra discreta actuación de los españoles: Àlex Crivillé (Honda) fue sexto; Sete Gibernau (Suzuki), octavo; Carlos Checa (Yamaha), décimo, y José Luis Cardoso (Yamaha), 11º.

'Estoy más contento que otros días porque mi ritmo ha sido bastante bueno', explico Crivillé. En la última carrera en Río de Janeiro se disputará frente a Checa y Gibernau la séptima posición del Mundial y la pequeña consolación de ser el mejor español de la temporada en el medio litro. Sólo seis puntos les separan.