'Bo-t-llón' sin excesos
Estreno oficial de la campaña municipal que promueve el consumo responsable de alcohol entre los jóvenes
Las aceras de la calle de Mejía Lequerica, en Centro, son un laberinto de vallas metálicas que impiden que los viandantes caigan a las zanjas de las obras de cableado telefónico. Andar por el barrio es difícil. Pero mucho más si un viernes, a las once de la noche, un grupo de chavales borrachos corre, grita y tira todo lo que encuentra a su paso, incluidas las vallas.
No muy lejos, en la plaza de Las Salesas, un grupo de mediadores reparte entre los chavales unos folletos en los que se les invita a beber con moderación. Es el estreno oficial de la campaña del Ayuntamiento que pretende luchar contra el ya célebre botellón: los gigantescos vasos de plástico o las botellas de refresco de tamaño familiar rellenados con alcohol comprado en supermercados, y que se consume al aire libre hasta el amanecer y, a veces, hasta el coma etílico.
La campaña, bajo el lema No t pases, utiliza el mismo lenguaje y las abreviaturas que usan los jóvenes para enviar mensajes a toda velocidad a través de sus teléfonos móviles. Es un intento de conectar con ellos y superar una barrera difícil de saltar. 'Pero nosotros creemos que algún consejillo sí le llega a los chicos', asegura, optimista, Lucía, una de las mediadoras.
Es viernes. Es casi medianoche y la plaza de Las Salesas, pese a la lluvia y el frío, está repleta de chavales con una copa en la mano. 'No se trata de imponerles nada. De hecho, sabemos que estamos en su territorio y no vamos a obligarles. Simplemente venimos aquí y dejamos que ellos se acerquen', explica Lucía mientras los chicos se aproximan poco a poco a la furgoneta blanca de los mediadores. Pero, una vez que se enteran de qué va el asunto, las reacciones son más que diversas.
'Yo no creo que esto tenga muchos efectos. No creas que porque vengan aquí a darnos la charla la gente va a dejar de beber', dice Alberto, un joven de 18 años que no oculta su especial simpatía por las noches de botellón. Y eso que dice que no bebe, al menos no tanto como otros amigos suyos.
Lucía, una amiga de Alberto, opina igual que él, pero va más allá: 'Yo empecé a beber cuando tenía 11 años. Todo comenzó porque me junté con gente mayor y me pasé varias veces. Incluso con otras drogas. Pero ahora nada de eso me mola. Ésas eran cosas que hacía cuando era joven. Pero ya no'. Sólo tiene 17 años.
En las dos semanas que lleva la campaña del Ayuntamiento antes de su presentación oficial, el pasado viernes, y que está a cargo de ABD, una ONG, los mediadores ya han oído historias como las de Lucía o incluso más duras. No hace mucho, un chico se acercó a la furgoneta para decirle a una de las jóvenes que reparten los folletos que la campaña, al menos en su caso, no tenía ningún sentido, porque él era ya casi alcohólico.
Si se les pregunta a los chicos de Las Salesas y la plaza de Barceló por sus motivos para beber hasta el desmayo, la respuesta es siempre la misma: 'Porque es barato'. 'Por lo general vas con amigos y sólo tienes que poner 300 o 400 pelas, y ya con eso te puedes coger el pedo que quieras', explica María, de 20 años.
La campaña del Ayuntamiento incluye folletos que explican los diferentes grados de alcohol de cada bebida, así como los pasos a dar si una persona comienza a dar señales de intoxicación. La iniciativa se extenderá, en principio, hasta diciembre.
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