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Núria Espert canta a Kurt Weill y Bertolt Brecht sin dejar de ser Medea

La actriz actúa en el Festival Internacional de Teatro Madrid Sur antes de llegar al de Otoño

Mientras hiverna durante unos años su brillante carrera internacional como directora de escena teatral y operística, Núria Espert retoma a la actriz que lleva dentro y no sólo es la Medea que para ella ha dirigido Michael Cacoyannis, sino también la mujer que canta a Bertolt Brecht y Kurt Weill en un sencillo espectáculo que este fin de semana lleva al Festival Madrid Sur. Con Medea llegará en noviembre al Festival de Otoño.

No deja de ser curioso que esta mujer, con una de las carreras profesionales de ámbito internacional más brillantes de la escena española, se lance a cantar a Kurt Weill y Bertolt Brecht, dentro de un espectáculo casi de bolsillo en el que la acompaña el pianista Pedro Navarrete. Lo hace además en el contexto del Festival Internacional Madrid Sur, en municipios del cinturón capitalino, concretamente mañana en Fuenlabrada, en un teatro que lleva su nombre y en el que nunca ha actuado (lo que, dice, le emociona especialmente); el sábado en Alcorcón y el domingo en Getafe. 'No soy una cantante, soy una actriz que canta, con pasión y con placer, y espero que los espectadores puedan compartirlo', afirma Espert de este espectáculo en el que recorrerá temas tan populares como Maky Navaja, Arturo Ui, General tu tanque..., Bilbao song o Surabaya Johnny.

Posteriormente acudirá con este espectáculo al Teatro de la Abadía, cuando termine con sus representaciones de Medea, ambicioso montaje estrenado el pasado verano con el que ha recorrido y triunfado en diversos teatros grecorromanos y con el que recala en el Albéniz de Madrid, dentro del Festival de Otoño, el próximo 21 de noviembre.Ambos espectáculos se diferencian de sus trabajos en los ultimos años en que han sido proyectos ideados por ella. La Medea nació de una propuesta que le hizo el director Michael Cacoyannis, afamado director de teatro y de cine con películas como Electra o Zorba el Griego.

Necesidad personal

A la hora de buscar los porqués de montar Poemas y canciones de Bertolt Brecht y Kurt Weill, Espert dice: 'Hay una necesidad personal, es evidente; tuve algo de tiempo libre al suspender la gira de ¿Quién teme a Virgia Wolf? y me ofrecieron hacer unos recitales de poesía española de la generación del 27', señala la actriz, que superó los 300 recitales de esta índole con Rafael Alberti, desde Nueva York hasta la plaza del pueblo más minúsculo. Tras estos proyectos hay uno en el horizonte que le apasiona especialmente: montar algo con el revolucionario escénico Robert Lepage.

Desde muy joven conoce profundamente las canciones de Brecht y Weill, e incluso llegó a grabar un disco cuando representaba La buena persona de Sezuan, de Bertolt Brecht. Por otra parte, reconoce que son pequeños regalos que se hace a sí misma de vez en cuando, montando espectáculos unipersonales de reducido formato.

Entre Medea y este recital hay una clara ligazón: 'Forma parte de un determinado tipo de carrera, que es la que yo quiero hacer, que implica dirigir en Londres e ir a un pueblecito a cantar a Kurt Weill', explica Espert, que ahonda más en su reflexión y afirma, con respecto a Medea: 'Eurípides consigue analizar las raíces profundas y oscuras de eso que llamamos el mal, sea Medea, Bin Laden o la pena de muerte en EE UU; tiene unos resortes que pasan por el dolor, del dolor a la ira y desembocan en la pérdida del instinto de conservación, que se parece muchísimo a la locura'. Y añade: 'Eurípides, hace 2.500 años, imaginó uno de los mayores crímenes de la humanidad, que es matar a los propios hijos, y a veces tengo la impresión de que él debió de empezar con esa imagen de ella con los dos niños muertos y desde ahí tuvo que echar hacia atrás para ver de dónde venía eso'.

Preguntar por el antes

'El miedo nos ciega, y ¿quién puede, en medio del horror, tomarse el tiempo de buscar eso en las maldades que nos rodean? Pero hay siempre un antes, y antes y antes que explica las cosas', apunta. Cuando se le dice que parece estar hablando de los atentados terroristas, comenta: 'No era ésa mi intención, pero lo cierto es que, como ya he llorado todo lo que tenía que llorar, para mí ya ha llegado el momento de preguntarme por el antes y analizar por qué ha ocurrido; solemos pensar que la gente que hace eso está enferma, pero no siempre es así; Medea no es una loca'.

Espert cree que Eurípides, Kurt Weill y Brecht se complementan perfectamente: 'Son grandísimos poetas que han marcado a la humanidad, uno ya ha atravesado todos los límites y fronteras imaginables, y yo espero que Brecht sea también escuchado dentro de 2.500 años', apostilla. La actriz guarda un silencio y habla en palabras de Bertolt Brecht: 'Son ciertamente oscuros los tiempos en que vivo. / Yo quisiera ser un sabio y los libros antiguos dicen lo que es ser un sabio: / alejarse de las luchas del mundo y pasar nuestro breve tiempo sin temor, / huir de la violencia, devolver bien por mal, pero yo nada de esto puedo hacer'. Un texto elegido por la actriz para su espectáculo en otoño de 2000: 'No lo elegí el 12 de septiembre pasado', advierte.

Tiene la voz tomada y no oculta su miedo a pillar un trancazo que le impida actuar este fin de semana: 'Las actrices no cancelamos nunca, yo he actuado con tifus, con gripes de caballo, con fiebres descomunales, pero las cantantes suspendemos mucho, y estoy con una gripe rara...'.

'Pasionaria' recuerda la utopía con forma de títere

Tres figuras internacionalmente conocidas por su apoyo a la utopía comunista coinciden este fin de semana en la programación del Festival Internacional Madrid Sur. Por un lado, Bertolt Brecht y Kurt Weill. Por otro, la legendaria líder española Dolores Ibárruri, ya que la compañía Bambalina Titelles, de Valencia, ha puesto en pie Pasionaria con un texto de Jaume Policarpo, dirección de Jorge Picó, música de Víctor Manuel y coreografía de Cristina Andreu. 'Pasionaria amaneció un buen día en nuestras cabezas sin más, porque sí, sin la concurrencia de la lógica y la razón. Una idea rara, rarísima, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra seña de identidad son los títeres', dicen el director y el autor. Unos títeres con los que han logrado elogios unánimes de crítica y público en diferentes ciudades y países. Sirva como recordatorio la exitosa versión de El Quijote que trajeron al Teatro de la Abadía de Madrid. 'Si alguien no nos programa porque al político de turno no le interese, no nos llegamos a enterar y el público siempre es maravilloso', dice Policarpo sobre los posibles problemas que les pueda acarrear hacer este montaje, del que señala: 'Nuestro espectáculo no pretende ser un documento sobre la vida de Dolores Ibárruri, ni recrear su vida en el escenario para que el público la conozca o la reconozca... Nuestra aspiración es incorporarla, beberla, mezclarnos con ella'. Por su parte, Víctor Manuel cuenta los motivos por los que accedió a la petición de que colaborara en el espectáculo: 'Me sorprendió que en estos tiempos tan desideologizados alguien se ocupara de estas cosas con tanto cariño y tanto talento; por eso estoy en Pasionaria', afirma. El director confiesa que hay mucha gente que piensa que queda desfasado hablar de Pasionaria: 'Eso nos llama mucho la atención, porque no entendemos que se puedan tener opiniones superficiales con algo que nos atañe a todos, al margen de ideologías', sentencia.

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