Homosexuales cristianos defienden su dignidad en el seno de la Iglesia
Valencia acoge un debate sobre nuevas familias
Grupos de homosexuales cristianos se han dado cita en Valencia a lo largo de los últimos días para compartir sus experiencias en torno a la posibilidad de sostener con dignidad su opción sexual sin renunciar a sus creencias religiosas. La intimidad de ambas vertientes del desarrollo integral de la persona tropieza, sin embargo, con la posición de la Iglesia oficial, casi tanto como con el perfil público de los habituales colectivos de gays y lesbianas.
Judith Vázquez, representante del grupo mexicano Hermanos de la Resurrección, expresó la situación en términos incontestables: 'La homosexualidad no es una opción de vida, es nuestra vida. Y creemos en la convivencia de los hijos de Dios. Tocamos a la puerta de la Iglesia para que nos dejen entrar, pero ya estamos dentro. Entramos por la ventana. Y ahora queremos abrir la puerta desde dentro para que entren los que están fuera'.
Los que están fuera no son sólo los homosexuales que rechaza la Iglesia oficial, sino también los divorciados o las madres solteras, por ejemplo. Y las jornadas organizadas por el grupo cristiano del colectivo Lambda de Valencia han permitido a representantes de diversos grupos gays y cristianos de base compartir sus experiencias con sacerdotes sensibles hacia su situación, a pesar de la amenaza de persecución que pueden sufrir en el seno de la institución.
Juan José Broch, coordinador de las jornadas sobre Cristianismo, nuevas familias y homosexualidad explicó que 'una Iglesia que se fundamenta en el amor no puede rechazar a familias que se quieren constituir basándose en ese sentimiento'. Broch reivindicó el acceso normal de los homosexuales a todos los sacramentos, entre ellos el matrimonio. También defendió el derecho a la adopción por parte de parejas homosexuales.
Broch insistió al explicar que el sufrimiento que puede llevar aparejado el conflicto entre una sexualidad plena y la profesión de la fe cristiana debe ser superado y explicó que las jornadas de homosexuales cristianos persiguen constituir un referente al respecto.
Pero avanzó un paso más: 'Ya no queremos luchar más para que se nos reconozca nuestra condición de homosexuales y se nos integre, queremos que se nos reconozca, como cristanos, los mismos derechos que los heterosexuales a constituir una relación de amor que sea reconocida a nivel eclesiástico'. 'No estamos en contra de nadie, nos sentimos Iglesia y somos criaturas de Dios', reiteró, 'y trabajamos en conjunto con el colectivo Lambda, nosotros desde dentro de la Iglesia y otros desde fuera'.
El coordinador de las jornadas sugirió que 'si bien en la Biblia estas cuestiones no tienen respuesta' hay que 'abrirse a lo que plantean ciencias como la psicología y sociología'. Y recordó que un reciente estudio elaborado por el Consejo de Europa - 'una institución que no es sospechosa de ser parcial'- 'confirma que la adopción entre homosexuales no provoca ningún tipo de perjuicios al menor ni problemas de desarrollo psicológico posterior'.
Un centenar de participantes han seguido regularmente las jornadas y ayer preparaban un documento de conclusiones sobre los trabajos desarrollados en la sede del Consejo Valenciano de la Juventud.
Javier Gómez, representante de Cogam, la coordinadora de gays y lesbianas de Madrid, insistió en la necesidad de revisar el concordato entre el Estado y el Vaticano, vigente desde 1979, para garantizar que no se pueda perseguir a los homosexuales que ejerzan como profesores de religión.
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