No sólo un japonés
Aunque su carta no es estrictamente japonesa, ofrece un conjunto de especialidades de la cocina nipona, algunas clásicas junto a otras más originales. El sushi y el sashimi variados se mantienen en una línea ortodoxa. Lo mismo que la sopa de miso y la sopa dobin mushi, algo más sosa. No emociona la tempura de verduras, pero merecen la pena los temakis (cornetes de alga rellenos) y el sushi de toro preparado con ventresca de atún rojo. En la frontera con la cocina china está su capítulo de dim-sun, surtido de especialidades al vapor. Tampoco está mal su arroz mil delicias. Decepciona al final la tarta de chocolate japonesa. Por el contrario, el helado de té verde resulta delicioso. Para beber, jarrita de sake caliente. El servicio está todavía muy desorientado.
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