Patriotismo

El profesor Coller en un artículo publicado el 10 de octubre, afirmaba que a la expresión de una identidad colectiva a través de símbolos se le llama 'patriotismo constitucional'. Cita a Habermas como referente y añade que en su gremio se denomina 'patriotismo constitucional' al que se desarrolla en torno a rituales y símbolos identitarios y colectivos para producir una deseable 'efervescencia entre los ciudadanos' que atenúe la anomia durkheimiana que impide la necesaria cohesión social. Las aportaciones de Habermas van justo en sentido contrario: ante el patriotismo identitario materializado en torno a símbolos, el patriota constitucional se agrupa en torno a la defensa de derechos y libertades; se opone tanto a la idea 'comunitarianista', caracterizada por la pluralidad de comunidades que ofrecen una única escala de valores que el individuo acepta libremente al ingresar, cuanto al ideal neoliberal que llega a dudar de la existencia de 'lo social' si no es como agregado de agentes que buscan el ejercicio de la preferencia racional maximizadora de las utilidades económicas. La distinción entre patriotismo esencialista que se articula en torno a símbolos y el constitucional, que lo hace alrededor de convenciones jurídicas permite discriminar entre una forma deleznable y otra preferible de conseguir una cohesión social que garantiza los derechos de todos y de la pluralidad de mundos de vida, otro concepto habermasiano. El mismo Habermas ha lamentado siempre que tan deseable fórmula para la convivencia y la cohesión social sea tan poco movilizadora, tan poco adecuada a estados democráticos en situación de consenso. Por ello, a pesar de que no apele a la emoción ni al necesario sentido de pertenencia y que, además requiera difundir entre la ciudadanía cierta capacidad de abstracción, puede ser el patriotismo que andamos necesitando en estos momentos. Su defensa apela más bien al entusiasmo del ciudadano que a los rituales del patriota.