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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuando los hombres cantaban

Chantal Maillard

En otro lugar, refiere Òscar Pujol la siguiente anécdota. Un pandit (maestro de la tradición hindú) le preguntó si había leído el libro tal, un clásico de las escrituras sánscritas. -Sí, claro, respondió Pujol. -¡Ah!, exclamó el pandit, ¿y éste otro? -Sí, también. -¡Oh!, hizo el pandit con evidentes muestras de admiración. -Bueno, dijo Pujol, extrañado de la reacción, con intención de dejar claro el campo de sus estudios para el diálogo, y también he leído éste y aquel otro... Averiguó, entonces, Òscar Pujol que 'leer' significaba, para el pandit, aprenderse un texto de memoria (par coeur), asimilarlo y poderlo recitar con la entonación adecuada. Nada que ver, pues, con nuestra forma de leer que acumula saberes que no pasan de la memoria de superficie, aquella memoria que habría de servirnos para los asuntos cotidianos y a la que saturamos con información excesiva. 'Leer' un libro, en la India, puede ser el aprendizaje de una vida.

HIMNO A LA TIERRA. PRITHIVISUKTA

Traducido del sánscrito por Òscar Pujol Riembau Olañeta/Indica Books Palma de Mallorca, 2001 163 páginas. 900 pesetas

Las primeras escrituras védicas, los cuatro Vedas, son compilaciones de himnos que pertenecen a una tradición oral y estaban destinados a ser cantados. La fidelidad de la memoria se sustentaba en la memorización del sonido más que en el significado de las palabras porque el sentido sutil del texto, venía dado por la pronunciación y la entonación de las sílabas.

El Atharva Veda, al que pertenece el libro reseñado Himno a la Tierra, es el más antiguo de los cuatro Vedas, y es probable que el origen de los ensalmos o fórmulas mágicas que lo componen se remonte a los rituales chamánicos de las poblaciones precarias de la India, anteriores, por tanto, a los de los sacerdotes brahmanes, por quienes fue acogido con recelo. El Himno a la Tierra es una pequeña joya que, a pesar de lo que pudiese parecernos por sus hermosas metáforas, no es un texto literario, sino, además de una plegaria a la Madre Tierra, un documento ético.

Hoy, cuando nos vemos en la necesidad de establecer leyes que regulen la convivencia entre los pueblos, este largo poema nos muestra claramente que hubo un tiempo -aquel en el que los hombres cantaban- en el que algunos tenían claro el derecho de todos a vivir bajo los mismos cielos, pues 'como una vaca apacible que no ofrece resistencia al ser ordeñada', la Tierra 'aguanta al insensato y también al hombre de grave entendimiento . Ella vive en consonancia con el jabalí y abre su cuerpo al jabato salvaje'.

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