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LA HORMA DE MI SOMBRERO
Columna
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'Picasso eròtic'

¿Les he hablado de cuando, siendo un bebé de tres meses, Oum Kalsoum me daba el pecho? ¿Sí? ¿Y de cuando el príncipe Louis de Broglie y su hermano, el duque Maurice, me enseñaban la tabla del nueve? ¿Sí? ¿Y de cuando Wanda, la más pequeña de las hijas de Toscanini, me llevaba a la Scala para hacer rabiar a Luchino, el hijo del conde Giuseppe Visconti di Modrone? ¿También? ¿Y de las fechorías que cometí durante los 11 meses, de mayo de 1978 hasta abril del año siguiente, en que fui delegado de Cultura del Ayuntamiento barcelonés? ¿No? Pues ahora mismito se lo cuento.

Mi primera fechoría consistió en proponer, con el beneplácito del alcalde Socías, a don Jordi Rubió i Balaguer para la medalla de oro de la ciudad. Lo propuse en un pleno del Ayuntamiento entre cuyos concejales se hallaban la inmensa mayoría de los que tres años antes, en el consejo pleno municipal del 4 de marzo de 1975, habían votado no a los 10 millones del presupuesto que el concejal Soler Padró pedía que se destinasen 'al Instituto Municipal de Educación para el fomento y promoción de la lengua catalana'. Efectivamente, allí se encontraban, entre otros, el concejal señor Tormo, 'el rey del taxi', quien dijo que en San Sebastián, durante la guerra civil, había bailado sardanas, 'y todos llorábamos sin necesidad de escatimar ninguna cantidad del presupuesto, porque por encima de todo éramos españoles', añadió. Y el concejal señor Febrer, el 'del león', ex campeón de España de lucha libre, que también votó no, al igual que la señora Carbó, la 'mamá del millón', la cual dijo que el dinero debía ser para sus 'subnormales', y a la que Terenci Moix le contestó, en un artículo, diciéndole que él era tan subnormal como el que más, pues le habían 'cortado la lengua'.

El Museo Picasso anuncia una exposición sobre el erotismo en Picasso, pero hace 21 años hubo otra...

Pues bien, ante esa gentuza, el delegado de la Cultura municipal hizo un panegírico del doctor Rubió y, entre otras cosas, dijo: 'El 1939 és cessat en els seus càrrecs públics. Expulsat de la Universitat i de la Biblioteca de Catalunya, ha de guanyar-se la vida dirigint enciclopèdies en una editorial privada. Aquestes deplorables circumstàncies no el priven, però, de continuar exercint el seu magisteri com a professor dels Estudis Universitaris Catalans, en classes impartides al seu domicili particular'. Y ahora viene lo bueno: con gran sorpresa por mi parte, el pleno aprobó la propuesta casi por unanimidad.

Mi segunda fechoría fue mucho más espectacular. Llegó a mis oídos que el Museo Picasso albergaba una serie de acuarelas del pintor malagueño en las que se veía al pintor Isidre Nonell y a una señora que le hacía un francés, al pintor Joan Osó cascándosela mientras con la otra mano sostenía un plato de pollo asado, y al pintor Ángel Fernández de Soto y a una mujer masturbándose mutuamente, acuarelas todas ellas descaradamente pornográficas, y otra serie de collages protagonizados por su amigo Jaume Sabartés rodeado de Esther Williams y de un montón de pin-ups recortadas del Cinémonde. Al parecer, jamás habían sido expuestos. ¿Por qué? Pues por aquello de que su exposición podía atentar contra la moralidad y las buenas costumbres. Total que no me lo pensé ni un momento y, con el beneplácito del señor alcalde, monté una exposición en el Museo Picasso (febrero-marzo 1979). Pensé en llamarla Picasso porno, pero me aconsejaron que no provocase más al personal (de dentro y fuera de la casa consistorial) y la cosa se quedó en Picasso eròtic, que queda más fino y también más tonto.

Fue un exitazo. Los alumnos y alumnas de los colegios salían encantados y los periódicos del mundo entero hablaron de aquella exposición. Hasta salí citado en el Newsweek, con el nombre y apellido correctos (16 de abril de 1979). Recuerdo que, aprovechando aquel exitazo, nos dedicamos a suprimir las censuras que el 'Bragetone de plantilla', como escribió Lluís Permanyer en La Vanguardia, había colocado en algunos dibujos de Picasso que se exhibían en el museo, tapando las palabrotas -'coño' o 'culo'- que el propio Picasso había escrito al pie de los mismos. En los meses de septiembre y octubre de aquel año, las acuarelas pornográficas y los collages con las pin-ups viajaron al Palazzo Medici Riccardi de Florencia y yo me marché a París. De aquel Picasso eròtic quedó tan sólo un bonito catálogo -que realizó la grafista Toni Miserachs- y unos cientos de artículos en las hemerotecas del mundo entero.

Pero, lo que son las cosas, aquel Picasso eròtic, después de 21 años, vuelve con el mismo título que yo le di, la próxima semana (la inauguración está anunciada para el 15), al Museo Picasso de la calle de Montcada. Viene de París (Galerie Nacionale du Jeu de Paume) y de Montreal (Musée des Beaux-Arts). Viene considerablemente engordado, infinitamente más rico pornográfica y eróticamente, tontamente hablando, pero según he podido comprobar hojeando el catálogo (6.350 pesetas que he pagado religiosamente) allí está Isidre Nonell y la mujer chupándole la minga y allí está también Jaume Sabartés inspeccionando las tetas de Esther Williams. Una gozada.

En el prólogo del catálogo, firmado, entre otros, por la directora de nuestro museo Picasso, Maria Teresa Ocaña, leo que 'no hi ha gairebé cap exposició que s'hagi dedicat a explorar aquest tema [el erotismo] central [de la obra de Picasso] (...). Sembla que tothom hagi evitat tractar-lo (...). És a dir, que l'exposició omple un buit. L'espai que manca. Ningú no s'hi havia atrevit abans? I no s'hi atrevirà ningú més endavant? L'evolució dels costums en aquest final de segle i el retorn que tot fa pressentir a un ordre moral de més enllà de l'Atlàntic, permet suposar que estem aprofitant el darrer espai de llibertat, sinó de llibertinatge, que encara ens és permès'.

¿Se ha olvidado Maria Teresa Ocaña de que en 1979, cuando ella era subdirectora del Museo Picasso de Barcelona, con mucha menos libertad que ahora, fuimos descaradamente, provocadoramente libres y libertinos durante un par de meses? (la única mención que hace el catálogo de nuestro libertinaje, de nuestra exposición, es una escueta línea en la página 365).

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