El 'delfín' toca el cielo
La trituradora dialéctica de Manuel Fraga iba y venía vertiginosamente de lo local a lo global engulléndolo todo: Francis Fukuyama ('el pensador más necio de los últimos 50 años'), la oposición gallega, el ataque a las 'Torres Paralelas' o la Constitución española, 'que ayudaron a hacer estas humildes y pecadoras manos'. De súbito el presidente de la Xunta paró la catarata. 'No veo más que chicas guapas', exclamó. 'Éste es el mejor mitin de la campaña'. En primera fila, Xosé Cuiña, consejero de Obras Públicas y eterno candidato a suceder a Fraga, saboreó su triunfo bajo una lluvia de confeti y serpentinas.
Cuiña había luchado con uñas y dientes por su mitin. Lalín (Pontevedra), una próspera localidad del corazón de Galicia, es una plaza segura para el PP y a los responsables de la campaña no les parecía necesario llevar a Fraga. Pero Lalín es también el pueblo natal y el gran feudo de Cuiña. Y el delfín quería una demostración de fuerza, un acto impresionante.
Fraga fue a Lalín la noche del domingo y el montaje de Cuiña no defraudó a nadie: un polideportivo abarrotado con 2.000 personas, una pantalla gigante que amenizó la espera con Gloria Estefan, y un gaiteiro de madera de un metro junto al atril, que protagonizó el momento más inenarrable de la noche de gloria de Cuiña.
'Gaiteiro' para De Palacio
Al término de su intervención, el consejero alzó el gaiteiro en sus brazos y anunció que había encontrado 'un novio gallego que practica la muiñeira de Chantada' para la vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, sentada junto a Fraga. El exultante Cuiña la hizo subir al estrado para darle el regalo, y ella, un tanto azorada, prometió colocarlo en su despacho de Bruselas.
El mitin no dejó lugar a dudas sobre las intenciones del hipotético sucesor. Justo frente al escenario se colocó una pancarta con la frase: 'Lalín con Fraga y Cuiña, juntos'. Tampoco quedó en entredicho el poderío de los Cuiña. Copaban las paredes del polideportivo carteles publicitarios de las empresas de la familia, las fábricas de puertas y carpintería de aluminio que han abastecido en los últimos años a tantas obras públicas. El consejero no pudo evitar una referencia a la polémica por su participación en esas empresas y dijo que está dispuesto a sacrificar sus 'legítimos derechos' si es necesario 'para trabajar al lado de don Manuel'.
Cuiña ofreció toda clase de pruebas de su inquebrantable lealtad al presidente. Le deseó 'la mejor salud' y Fraga le correspondió felicitándole por tener 'enemigos sistemáticos, lo que quiere decir que está haciendo bien las cosas'. Cuiña se fue feliz. ¿Pero avanzó algo la sucesión? Todo indica que sigue donde estaba: en mitad de la escalera.
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