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Reportaje:

Mucho más que volutas

300 especialistas en Barroco Iberoamericano deciden en Sevilla abrirse a otras disciplinas

Margot Molina

Arturo Parra, especialista en arquitectura barroca de la Universidad Anáhuac del Sur en México, corroboró ayer una de sus teorías: la influencia entre Nuevo México y España fue recíproca.

El arquitecto, que visita por primera vez Andalucía, es uno de los 300 especialistas que proceden de 20 países y se han dado cita en Sevilla para hablar sobre el Barroco iberoamericano. La Iglesia de la Magdalena sirvió de marco para la reflexión de este catedrático mexicano: 'Los españoles que llegaron a América fueron absorbidos por el medio y se adecuaron a los condicionantes del nuevo territorio. Fue un intercambio en el que ninguna de las dos partes tuvo la primacía', explica Arturo Parra. Su colega Rodrigo Gutiérrez Viñuales pertenece al Centro de Documentación de Arte y Arquitectura Latinoamericana de Buenos Aires (Argentina) y su conocimiento de España le ha permitido constatar la vitalidad de la que goza el Barroco en el continente Americano, frente al carácter histórico que tiene en la vieja Europa. 'La sociedad iberoamericana continúa siendo barroca en sus modos de expresión popular', comenta Rodríguez Viñuales, que forma parte del comité ejecutivo del III Congreso Internacional de Barroco Iberoamericano, un encuentro organizado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, centro que lleva el nombre de un ilustrado peruano y que con tan sólo cuatro años de vida ha asumido un reto importante.

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'La crisis económica que padecemos en Latinoamérica ha retrasado la celebración del congreso. Es difícil encontrar un país que pueda asumir la responsabilidad y la carga que supone organizar un congreso así', comentó ayer Jorge Luján Muñoz, de la Universidad del Valle de Guatemala. El primero de estos encuentros se celebró en Roma, en 1981; el segundo en Querétaro, diez años más tarde. 'Espero que no tengamos que esperar tanto tiempo para el próximo', añade Arsenio Moreno, director del encuentro que se celebrará hasta el 12 de octubre. 'El Barroco es Churriguera y Descartes; pero también es Calderón y Cervantes. Es un fenómeno amplio y complejo', asegura Moreno.

'Ya se ha conseguido que el Barroco hispanoamericano deje de considerarse un apéndice del español y se lo reconozca como un fenómeno individual. Ahora tenemos que trabajar para que se acepte su carácter multidisplinar', añade el director.

El mundo académico, antes ensimismado y receloso, apuesta ahora por un cambio. 'Los historiadores del Arte no podemos ser un gueto. Nuestro trabajo tiene que ir más allá de la obra de arte. En esta ocasión los historiadores hablaremos del trabajo de antropológos, arqueólogos, indigenistas...y, en el próximo congreso lo harán ellos mismos', dice convencida Alexandra Kennedy, de la Universidad Estatal de Cuenca (Ecuador) y que ayer pronunció una de las cinco conferencias magistrales del congreso: Los talleres artesanales y la escultura quiteña. El caso de Bernardo Legarda.

Arturo Parra, a la izquierda, y Rodrigo Gutiérrez Viñuales, ayer ante la iglesia de la Magdalena.
Arturo Parra, a la izquierda, y Rodrigo Gutiérrez Viñuales, ayer ante la iglesia de la Magdalena.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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