El fútbol se vuelve loco en Anoeta

El fútbol se volvió loco en Anoeta. Probablemente, eso ocurre a menudo cuando dos equipos quieren ganar de cualquier manera y no miden sus fuerzas ni gestionan sus ventajas o incovenientes. Apelan al fútbol loco, de ida y vuelta, y regalan lo que consiguen con una generosidad samaritana. Si no, no se entiende que la Real, que estaba sufriendo como acostumbra, consiga dos goles en tres minutos, y sesenta segundos después regale una expulsión insulsa en medio campo. Eso hizo Idiakez, en una jugada absurda, y le devolvió al Sevilla toda la esperanza que perdía.

Cuando se enfrentan dos equipos iguales (ansiosos, entregados, voluntariosos) ese tipo de jugadas pueden determinar un partido. Y el Sevilla entendió el mensaje. Con un hombre más, Moisés y Olivera igualaron un choque que se había entregado a la lujuria del ataque. El gol del uruguayo Olivera, de penalti, tuvo su polémica. Loren extendió la pierna, pero no se adivinaba intención de derribo en su acción.

Lo cierto es que el cambio de golpes dejaba el partido en tablas, en un constante viaje de ida y vuelta de una a otra portería, jugando al fútbol, a menudo, corriendo siempre. La lección de medio punta que ofreció Olivera son de las que dejan huella. La capacidad de remate de Gabilondo fue la mejor noticia para una Real llena de meritorios.

Agresión de Pablo Alfaro

Hasta el Sevilla se apiadó del infortunio realista y Alfaro concedió una expulsión absurda. Llegaba con ventaja al balón, sientió un agarron de Tayfun y soltó el brazo a la cara del jugador turco. Conclusión: partido equilibrado en número y la Real, aliviada por la benevolencia sevillista, se volvió a adelantar en el marcador en una jugada a balón parado que culminó Luiz Alberto.

Pero el partido estaba previsto para las emociones fuertes. Moisés pifió un remate a bocajarro y apareció Njegus para empujar a la red. Era el tiempo de prolongación y a la Real se le cayó el mundo encima. No está para nada, y el Sevilla le opusó toda la valentía de que es capaz. El partido fue tan disperso como entretenido.