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Entrevista:MARGARITA URÍA | DIPUTADA DEL PNV EN EL CONGRESO

'Si el PNV hubiese propuesto a otro también lo habrían rechazado'

Javier Rivas

El pacto entre populares y socialistas para renovar los cargos institucionales, ahora en suspenso, ha dejado fuera del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a Margarita Uría (Bilbao, 1953), diputada en el Congreso por Vizcaya y la candidata propuesta por el PNV para entrar en el órgano de gobierno de los jueces.

Pregunta. ¿Qué imagen queda de la negociación y su ruptura?

Respuesta. Desde luego, mala. Se vendió además la idea de que iba a ser un proceso más rapido y al final las prisas no se justificaron para nada, porque la negociación de las formaciones políticas se ha dilatado todo el verano con unas incidencias que hacían evidente que detrás hay una trastienda que no hace ningún bien cuando se trata de cubrir órganos constitucionales. Al final, la ciudadanía lo que percibe ahí es un cierto intercambio de cromos.

'Vamos a tener que pensar que si se nos excluye es porque se quiere que no estemos'
'La idea de decir esto es sagrado y para siempre creo que no existe en ningún país del mundo'

P. ¿Alberga expectativas de una marcha atrás?

R. Expectativas personales no las he considerado en ningún momento. Nunca ha sido una pretensión mía de culminar una carrera, no me planteo mi vida como un escalafón. Ayer [por el jueves] estaba todo cerrado y ya no había opción; ahora puede que sean muy remotas, pero quizá quepa una reconsideración, no lo sé. La ruptura muestra que todo ha sido entre dos partidos como si el resto no existiésemos.

P. ¿Si el PNV hubiese propuesto otro nombre hubiese sido posible el acuerdo?

R. Nuestra percepción es que si el PNV hubiese propuesto a otro también del PNV o cercano al PNV hubiese sido igualmente rechazado, salvo que lo que se pretenda es que el PNV proponga a alguien cercano al PP o al partido socialista.

P. O si hubiese sido un jurista, una persona sin cargo político...

R. El quehacer político no me parece peyorativo y menos para un cargo de gobierno. No se olvide que al Tribunal de Cuentas llevan ex ministros, por cierto dignísimas personas, pero sí es un órgano de control mientras que el Consejo del Poder Judicial no lo es. No se ha hablado de la adecuación de las personas para el puesto que iban a cubrir. Igual es inmodestia, pero creo que para el cometido que me tocaría hacer en el Poder Judicial tengo preparación bastante y he acreditado siempre que me muevo en los parámetros del Estado de Derecho. Que soy del PNV, evidentemente. Pero es que también se trataba de que la sensibilidad del PNV estuviera representada.

P. Insisten usted y su grupo parlamentario en esa comparación con el Tribunal de Cuentas, pero el CGPJ es el órgano de gobierno de un poder del Estado.

R. Pero no juzga.

P. Sí, pero su papel institucional es superior.

R. En los consejos pasados, en todos ha habido gente con ideología. Ahora en este Consejo concreto había un montón.

P. Saltar directamente del escaño al Consejo es lo que más se le reprochaba...

R. Lo hacían también otros al Tribunal de Cuentas. En general, no creo que la política invalide para nada. ¿Qué ha pasado para que en 25 años de democracia el quehacer político tenga unas connotaciones tan peyorativas? En los tiempos de la clandestinidad o la transición parecía que los políticos eran gente de ideales, que buscaba cosas buenas para sus semejantes. Y ahora en unos años hemos llegado a que parezca que lo político es sinónimo de chapuza, con connotaciones de compadreo que es algo que me preocupa. Debiéramos haber elaborado un código ético de pautas posibles en el actuar político.

P. Más allá de la polémica late una discusión sobre el encaje del PNV en el Estado.

R. Creo que no es el nuestro, es el de todas las formaciones. Hemos participado en todo el quehacer institucional desde siempre, concurrimos a las elecciones generales, ocupamos nuestros escaños. Vamos a tener que pensar que si se nos excluye es porque se quiere que no estemos. Luego que no nos digan que tenemos pretensiones secesionistas.

P. ¿Una polémica por los cargos institucionales justifica una amenaza como la de Arzalluz?

R. Yo la frase la entendí en el sentido en que me expresaba ahora. Bueno, si nos van echando de todas partes habrá que irse. Pero no lo entendí como amenaza inmediata de mañana mismo nos vamos a marchar.

P. Da la sensación de que siempre que un conflicto afecta al PNV éste responde entendiéndolo como un ataque en toda regla al nacionalismo vasco o planteándose romper la baraja.

R. Las van rompiendo otros. Hace unas cuantas legislaturas que teníamos acomodo en la Mesa del Congreso y hemos salido, en el Consejo de RTVE,... En todas partes se va viendo. Si se quiere mantener una relación dentro del estado de las nacionalidades, se debe propiciar el que las formaciones políticas nacionalistas tengan presencia. La sensación de que se quiere arrinconar o excluir es una constante.

P. La reacción de CiU ante una situación similar ha sido muy distinta.

R. Yo he leído y oído al portavoz [parlamentario de CiU Xavier] Trías y estaba realmente enfadado.

P. Pero no ha dicho que tendrán que pensar si siguen en las Cortes.

R. Quizá también la situación de acoso hacia ellos nunca ha sido la misma que hacia nosotros o la percepción que se pueda tener y sus circunstancias políticas son sus circunstancias políticas.

P. Parece que el PNV hace victimismo incluso cuando puede tener razón.

R. ¿Victimismo? Estábamos excluidos. No es hacer victimismo. Es quejarte de lo que te ha pasado. Todo va en la misma dirección. Percibimos más la violencia o brusquedad hacia nosotros que la que nosotros exhibimos.

P. ¿Cree que el PNV debería replantearse y en qué sentido su encaje con el Estado?

R. No seré yo quien dé instrucciones a los órganos que mi partido tiene para ello y creo que últimamente el encaje está el lehendakari día sí y día también explicándolo. Me gustaría saber también a lo que se plantea qué respuestas dan otros.

P. ¿Como persona con amplia formación jurídica, qué opina de la propuesta de llamar a los vascos a un referéndum?

R. No creo que se haya planteado en esos términos, sino que se habló de consulta y diciendo si esto no es posible, si esto no es posible, llegará el momento en que habrá que consultar. Podría ser hasta una encuesta sin más con la amplitud que se quiera. Me parece que todo es planteable y lo único que tienes que tener siempre, por supuesto, es el apoyo de las urnas. A mí no me escandaliza ninguna opción. Hecho un Estatuto hace veintitantos años por qué no someter ahora a consideración otro en que pudieras reunir en torno a él voluntades. Por qué no pensar que igual al partido socialista, que le gusta este Estatuto que también a nosotros nos gusta, no le podría gustar alguna otra fórmula. La idea de decir esto es sagrado y esto ya es para siempre creo que no existe en ningún país del mundo. Todo el mundo toca sus constituciones y se queda tan tranquilo. En algún momento habrá que pensarlo sin dramatismos. Las pretensiones políticas no las tenemos contra nadie. Y a eso, creo yo, obedece la reflexión del lehendakari.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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