Jesús López Cobos negocia con el Real y exige librarse de 'burocracia e intrigas'

Veinte años pesan para Jesús López Cobos. 'Cuando fui nombrado director de la Orquesta Nacional, hace dos décadas, tenía tiempo por delante. Ahora, ya no', afirma el músico zamorano, de 62 años, el más deseado del panorama sinfónico y operístico español. Por eso no querría perder energías si decide hacerse cargo de la dirección musical del Teatro Real, algo que puede producirse pronto. 'Estamos en conversaciones, todo puede ocurrir. Yo quiero dedicarme de lleno a la música y librarme de burocracia e intrigas, pero estoy abierto a esa y otras ofertas', asegura.

Otro problema son las fechas. 'Tengo compromisos hasta el 2004', dice poco antes de salir a ensayar con los músicos de la Orquesta y Coros de la Comunidad de Madrid para el concierto que hoy ofrece en el Auditorio Nacional con Un superviviente en Varsovia y la Novena sinfonía de Beethoven en el programa. López Cobos, que asegura haber tratado su posible incorporación al Real con Luis Alberto de Cuenca, secretario de Estado de Cultura y miembro del patronato del teatro, tiene una cosa clara: 'Después de haber sido director titular en la Ópera de Berlín, la Sinfónica de Cincinnati y la Orquesta de Cámara de Lausana, me lo tienen que poner muy atractivo donde sea para aceptar un cargo así'.

Y lo cuenta así porque ha probado durante más de un año el placer de andar por libre. 'Lo he pasado en grande estos meses. Ya he vivido la suerte de tener experiencias de responsabilidad; ahora, de volverlo a hacer, quiero contar con la sensación de poder trabajar sin obstáculos', afirma. Por eso, lo que exige es librarse de burocracia e intrigas. 'Tengo la ambición de hacer música en paz. Ya tropecé una vez y quiero garantías para que no se repitan los mismos problemas'.

Habla López Cobos de su etapa al frente de la Orquesta Nacional de España (OCNE), a la que entró hace 20 años para renovarla de arriba abajo, sin conseguirlo. Con el tiempo, siente haber tenido razón. Hoy, la OCNE arrastra problemas parecidos a los de entonces y sigue sin un director titular que se encargue de ella. 'Me da pena lo que ocurre con esa orquesta', afirma. Y eso le proporciona argumentos para ser pesimista con lo que pueda ocurrir en el Real. 'Todas las puertas están abiertas, pero tengo claro que en mi contrato deben estar muy delimitadas mis responsabilidades', exige. Aunque también sabe a ciencia cierta que 'el trabajo en un teatro es en equipo'.

El músico compartiría responsabilidades con Emilio Sagi, que a partir de septiembre de 2002 se hará cargo de la dirección artística del Real. Sagi también ha tratado de convencerle, tal y como prometió el día en que se anunció su nombramiento. 'He hablado con Sagi. Ha intentado convencerme y hemos tenido conversaciones muy interesantes'.

Hasta que llega el reto, López Cobos va disfrutando de su momento. Por lo pronto, para calmar el ansia musical de su presencia que atenaza Madrid, el director va a pasar dos meses y medio en la capital a concierto limpio. Además de la actuación de hoy, dirigirá la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española, el 25 y el 26, y la Philharmonia Orchestra, el día 29. Serán apariciones que alternará con los ensayos de Così fan tutte, de Mozart, que se estrena el 9 de diciembre en el Teatro Real. El montaje lo dirige Josep Maria Flotats, con quien López Cobos trabaja muy a gusto. 'Hemos hablado de todos los detalles, del enfoque de cada personaje; está todo muy bien preparado'.

La retirada de Pavarotti

Jesús López Cobos disfruta con la ópera. 'Con la música vocal, en general. Así empecé, y en ella quiero seguir', apunta quien este año, aparte del Così fan tutte, ha dirigido Rigoletto en San Sebastián y tiene un compromiso con el teatro de la Bastilla de París para dos títulos anuales. Para que quede claro que está en la élite de los directores de este género hay un detalle definitivo. Luciano Pavarotti le ha elegido para que conduzca la orquesta en el Covent Garden para su retirada de los escenarios. 'Hará Tosca, y como yo fui el pimero que le dirigió en el papel de Cavaradossi, hace 25 años en Chicago, ha querido despedirse también conmigo'.No ha acabado harto de divos, pese a que los ha soportado intensamente. 'Cuando acabé mi etapa en Berlín, me puse a dieta de ópera, pero volví rápido', cuenta. Eso sí: tiene ideas claras y las aplica. Como la de que en la ópera, sobre todo, lo que importa es el aspecto musical, y no el estético como pretenden imponer muchos directores de escena. 'Comprendo algunas de sus razones, aunque no se deben llevar las cosas a los extremos, y lo bueno es encontrar un equilibrio. Yo siempre me inclino por el lado vocal, prefiero un magnífico cantante que sea peor actor al caso contrario. Además, ya se sabe que una Madama Butterfly lo ideal es que tenga 15 años y que eso es imposible', afirma. Pero hay trucos para creérselo. 'En la ópera, muchas veces, lo mejor es cerrar los ojos. La música es la que te convence si dejas volar la imaginación'.