El ex jefe de homicidios duda del linchamiento en el caso Natzaret

El jefe del grupo de homicidios de la Policía Nacional declaró ayer que 'no existen datos objetivos para afirmar que todas las lesiones que presentaba Antonio Civantos fueron causadas antes de la muerte', lo que le lleva a poner en duda que técnicamente se pueda considerar un linchamiento. El inspector jefe fue el encargado de investigar la muerte del camionero el 4 de diciembre de 1998 después de que atropellara accidentalmente a un bebé de 22 meses en el barrio de Natzaret, hijo de los dos acusados.

El que fuera jefe del grupo de homicidios de la policía nacional en Valencia cuando ocurrieron los hechos que ahora se juzgan por jurado en el Palacio de Justicia abrió ayer la sucesión de testigos que fueron preguntados por las partes. El objetivo de las cuestiones planteadas por la fiscal y las acusaciones particulares era, entre otros, confirmar la tesis del linchamiento del que fue víctima el camionero Antonio Civantos en Natzaret tras atropellar por accidente a un bebé de 22 meses.

El investigador explicó que una vez en el lugar de los hechos, comprobó que el cuerpo del conductor tenía 'una multitud de heridas producidas por diferentes armas' (al menos cuatro). Sin embargo, puntualizó que no podía precisar cuáles se produjeron antes y después de la muerte. 'No puedo decir con seguridad que la muerte fue causada por más de una persona', dijo. Su testimonio pone en solfa la tesis del linchamiento, ya que el conductor pudo morir de un golpe en la cabeza y el resto de las heridas producirse tras el fallecimiento.

La declaración del ex responsable de homicidios proporcionó también datos sobre la detención de José Muñoz. El policía reconoció que el abogado defensor del acusado pactó la entrega de su defendido en el juzgado, que la ropa que José llevaba en el momento de los hechos nunca apareció y que no pudieron encontrarse restos de pelo o de piel de la víctima. Este mismo testigo agregó que la investigación fue confusa en un principio porque los testigos ofrecieron datos contradictorios. 'Lo que era de lógica era sospechar de él, entre otras cosas porque no regresó a su casa y nadie sabía dónde estaba', señaló.

Los demás agentes policiales que ayer declararon confirmaron datos sobre el cadáver y sobre las 25 lesiones que presentaba. La última en responder a las preguntas de las partes fue la médico del SAMU que llegó al lugar, quien dijo que sólo manipularon el cuerpo de la víctima para practicar una monitorización y confirmar que no había señales vitales.

En la sesión de ayer continuó la tensión entre la representante del ministerio fiscal y el letrado de la defensa, Jaime Sanz de Bremond. El fiscal jefe, Enrique Beltrán, calificó las críticas de Sanz de Bremond a la fiscal de impertinentes y cerró cualquier sospecha sobre intereses personales de la representante fiscal en el caso al atribuir su vehemencia al celo profesional, puntualizando que fue él quien la designó ante la baja del fiscal que llevó el asunto en la fase de instrucción.