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Columna
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Tila para Aznar

No cabe duda. Están nerviosos los del PP con lo de Gescartera. Empezando por Aznar. Y por si fuera poco, el vicepresidente Rato asestó una puñalada trapera a su partido en la sesión de control del Gobierno del miércoles en el Congreso. Respondiendo al portavoz socialista, Jesús Caldera, Rato, visiblemente nervioso, denunció: 'Me dicen que tengo que elegir como vocal de la Comisión Nacional de la Energía a un ingeniero agrónomo y que es una condición sin la cual ustedes no están dispuestos a renovar ninguno de los órganos institucionales. Y la cualidad del ingeniero agrónomo, que se llama Jaime González González, es ser amigo de Rodríguez Zapatero y ser de León'. Afirma Rato que le 'dicen'. ¿Quién se lo 'dice'? Sin duda Aznar. ¿Quién si no? El PP y el PSOE venían negociando la renovación del CGPJ, del Tribunal de Cuentas y del Constitucional. Andaban a la greña vetándose unos a otros algunos nombres. Es decir, chantajeándose. 'Si no me aceptas este nombre, no te acepto el que tú propones'. Por fin habían llegado a un acuerdo, en el cual se eliminaban los candidatos del PNV y CiU. Ahora viene Rato y hace público uno de los chantajes: el PSOE exige al PP que el ingeniero González, amigo de Zapatero, sea nombrado miembro de la Comisión de la Energía ya que el PP rechazó este nombre para el Tribunal de Cuentas. Condición, según ha descubierto Rato, 'sin la cual [los socialistas] no están dispuestos a renovar ninguno de los órganos'. Curiosamente, horas antes de que el ministro de Economía hiciese pública esta denuncia en el Congreso, el presidente Aznar había declarado, solemnemente, ante el Grupo Popular reunido en el Congreso, que no estaba dispuesto a aceptar ningún chantaje. Horas después, Rato explicaba en el hemiciclo cómo él había recibido el encargo de dar cumplimiento al chantaje de los socialistas. Cómo los socialistas tuvieron que aceptar, asimismo, durante las negociciones, los chantajes del PP. Es decir, que entre chantajistas anda el juego. Dicen que Aznar se pasa el día tomando tila. En la cocina de La Moncloa han hecho buen acopio de esta infusión.

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