Roma aconseja a los obispos que creen 'consejos de administración'
El obispo del tercer milenio debe tener fe, apreciar la santidad y ayudar a las personas. Debe, además, ocuparse de las finanzas para tener dinero y bienes que le permitan ayudar a las personas necesitadas. Y debe cuidar su 'credibilidad', mostrar una 'conducta desligada de intereses privados' y alejarse del enriquecimiento propio. Ese fue el dibujo episcopal realizado ayer por el cardenal de Nueva York, Edward Egan, en la conferencia de prensa en la que informó del inicio de las sesiones de la X Sínodo de Obispos reunido hasta finales de mes en Roma.
El cardenal Egan, ponente del sínodo, subrayó que si la Iglesia y el obispo 'quieren estar en el mundo y trabajar en el mundo' tienen que saber que hacen faltan fondos y bienes. Y que para administrarlos e invertirlos, deben crear 'consejos de administración' que les ayuden en materias como la gestión 'de las finanzas, de los bienes inmobiliarios y del desarrollo'.
El cardenal de Nueva York gobierna una de las diócesis más pobladas y ricas del universo católico, con casi 2,5 millones de fieles, y ejerce este mes como coordinador de los debates en los que 280 obispos -en representación de 4.500 que tiene la Iglesia católica- intentan poner al día sus funciones diocesanas. Una tarea llena de complejidades y necesitada de asesoramientos, no sólo de sacerdotes, sino sobre todo de laícos 'bien preparados y expertos, y que sean capaces de programar y proponer ideas nuevas y proyectos para sus diócesis, para las parroquias, para las escuelas y para las obras de caridad', explicó el cardenal.
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