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Reportaje:Gran Premio de Estados Unidos de F-1 | AUTOMOVILISMO

Hakkinen renace en América

El finés de McLaren regresa al podio, por delante de Schumacher y Coulthard, mientras Barrichello abandona a una vuelta del final

Nada es lo que parece. Y menos en fórmula 1. Cuando todo parecía indicar que los Ferrari de Rubens Barrichello y Michael Schumacher tenían todas las cartas en la mano para lograr una victoria, las cosas se les torcieron y de qué manera. El Gran Premio de Estados Unidos, el penúltimo de la temporada, no sólo acabó hundiendo casi definitivamente al brasileño en la tercera posición del Mundial, sino que concedió a Mika Hakkinen un renacimiento tardío en una temporada cruel para él, tras haber anunciado que en 2002 se tomará un año sabático.

Hakkinen se impuso por primera vez en Estados Unidos y consiguió la vigésima victoria de su carrera en la F-1. Acertó en la estrategia. En McLaren decidieron que con una parada en boxes para repostar y cambiar neumáticos era suficiente. Y no sólo les bastó sino que les permitió arañar unos segundos que resultaron decisivos en el desarrollo de la carrera.

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Mientras los Ferrari salieron con los depósitos semillenos y eso les lanzó a un dominio aplastante en las primeras vueltas, los McLaren Mercedes parecían abocados a vivir de nuevo en un segundo plano. Nada parecía indicar que estuvieran a la altura ni de los Ferrari, ni de los Williams BMW. Pero tras llegar a liderar la carrera incluso un par de vueltas (a mitad de carrera), Juan Pablo Montoya se vio forzado al abandono en la vuelta 38ª con problemas mecánicos, y la misma suerte había corrido ya su compañero Ralf Schumacher sólo una vuelta antes.

Hakkinen sólo comenzó a vislumbrar la posibilidad del triunfo cuando tras su única parada en boxes regresó a la pista en segunda posición por detrás de Barrichello, que debía efectuar una segunda entrada, pero por delante de Schumacher. Así pues, cuando Barrichello paró, el finlandés quedó como líder. Barrichello, a quien Michael Schumacher ayudó todo lo que pudo incluso cediéndole el paso, regresó a la pista en segunda posición. Y la carrera parecía ya decidida: Hakkinen, Barrichello, Schumacher.

Sin embargo, la desgracia se cebó en el brasileño. A falta de tres vueltas para la conclusión su coche comenzó a sacar humo. Y cuando afrontaba la última, se paró definitivamente. Schumacher avanzó al segundo puesto, pero no pudo impedir la tercera plaza de David Coulthard, que ahora se consolida en el subcampeonato y se aleja del brasileño.

A Hakkinen, doble campeón mundial en 1998 y 1999, se le agotaba el tiempo. A lo largo del año sólo había puntuado en siete carreras, en las que sólo subió al podio dos veces. Su única victoria se produjo en Gran Bretaña, donde la mayoría de sus rivales tuvieron problemas y le dejaron el camino libre. Tenía motivos para sentirse desmoralizado porque el McLaren que hace sólo dos años le aseguraba las opciones de triunfo, esta temporada casi no le permitía luchar por el podio. Pero nunca perdió la ilusión. Y ayer obtuvo un premio inolvidable.

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