El Athletic apela al mínimo esfuerzo y gana a un Málaga incapaz

Ganar sin esfuerzo gratifica más. Pues eso hizo el Athletic anoche en La Rosaleda. Aprovechó dos jugadas aisladas para finiquitar un partido en el que el conjunto local lo intentó sin acierto y se encontró con dos goles en contra en los momentos claves: al principio, cuando buscaba inaugurar el marcador; y al final, con el equipo volcado en ataque. El resultado, lo que se suele decir: el Málaga se quedó con cara de tonto.

El Málaga ya empezó el partido con un gol legal de Dely Valdés anulado por Daudén Ibáñez tras el chivatazo de un miope asistente. Un contratiempo para un Málaga que quería hacer los deberes rápido. Sin embargo, se encontró con Guerrero y con un contraataque aislado que propició el gol tempranero que daba sosiego al Athletic. Los de Heynckes saltaron al césped a verlas venir y proponiendo poco.

Desde el gol, el equipo vasco se esforzó para que se jugara al fútbol el menor tiempo posible: pérdida de tiempo, piscinazos y demás triquiñuelas. El Málaga dominaba y creaba peligro en contadas ocasiones con una gran actuación de un Musampa, al que nadie supo sujetar. El Athletic sólo tenía escasos minutos prósperos cuando su rival se relajaba en la presión.

El Málaga asumió riesgos para recuperar los tres puntos en la segunda mitad. La apuesta atacante le costó al bloque de Peiró algunos sustos en rápidas acometidas de los extremos del Athletic que encontraron huecos en la zaga local. Mientras, el Málaga no encontraba el sitio por dónde derrumbar la defensa bilbaína. El juego se convirtió en espeso, trotón, sin ocasiones, sin jugadas trenzadas. Justo lo que le venía bien al Athletic que controlaba la situación sin dificultad.

Etxeberría aprovechó la vía muerta en la que había entrado el encuentro para escaparse sólo y sentenciar. El penalti postrero transformado por Musampa no valió para nada.