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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¡Miedo al extranjero!

Consumimos alimentos y pesca de Marruecos, gas natural y petróleo de Argelia, frutas y hortalizas de varios países latinoamericanos, nos hacemos dueños de sus líneas de comunicaciones telefónicas y de algunas de sus líneas aéreas, conducimos coches coreanos, petróleo de Centroáfrica... Nuestras fronteras están totalmente abiertas para estas mercancías, sin ningún problema. Los capitalistas españoles hacen buenos negocios en los países del Tercer Mundo, explotan bárbaramente a sus trabajadores y roban sus riquezas y sus recursos por tres pesetas y media, empobreciendo a estos países que, de esta manera, seguirán siendo países del Tercer Mundo. Igual que hacen los otros 'países desarrollados'.

Las mercancías y el dinero circulan libremente. No hacen falta pasaportes ni 'papeles', solamente que haya demanda. Si detrás de este dinero -blanco o sin blanquear- vienen sus dueños, tampoco hay ningún problema para quedarse en España. Las costas andaluzas se llenan de árabes ricos, traficantes de todo tipo, bandas internacionales...

Cuando son los trabajadores de estos países empobrecidos los que llegan a nuestras fronteras huyendo del paro, la pobreza o la violencia, provocadas, la cosa cambia. Hace falta de todo: pasaportes, visados, papeles, permisos, contratos de trabajo, etc. Los sucesivos gobiernos aprueban leyes para impedir su entrada, se levantan muros, se invierte en alambradas y en tecnología para vigilancia, se declaran a las personas ilegales. Pero cuando el hambre aprieta, es imposible parar estas migraciones, porque es una necesidad y un derecho de las personas el buscarse el sustento diario y el disfrutar de una vida digna donde quiera que la encuentren.

Los sucesivos gobiernos, además de impedir su entrada, crean una opinión pública en una dirección muy concreta para garantizarse su apoyo, con los riesgos que pueden originarse en el presente y, sobre todo, en el futuro. Es preocupante observar cómo este país se va cerrando y fortificando cada vez más para estas personas. Y para justificarlo se fomenta el rechazo al extranjero con argumentos tan superficiales como que 'nos quitan el trabajo', 'traen delincuencia', 'no se integran y provocan problemas de convivencia', etcétera. Se están construyendo exactamente los cimientos del racismo y de opciones políticas totalitarias que luego nosotros sufriremos.

Pero más preocupante es que desde la izquierda se escuchen parecidos argumentos: 'Quieren llenar las plazas de nuestros pueblos de extranjeros', 'el campo de Sevilla lo quieren convertir en zona de emigrantes como Almería', 'la patronal agraria pretende provocar que las pateras se dirijan a nuestros pueblos'. Estas 'razones' han salido en los últimos días de algunos dirigentes del SOC y MR de Andalucía ante la supuesta y dudosa falta de mano de obra en el campo sevillano para la recolección de la aceituna de mesa.

Afortunadamente somos muchos los que no pensamos igual y mucho menos la unión provincial del sindicato en Almería, que se compone en un 99% de estos emigrantes. Es indignante para muchos de nosotros que de esta manera se fomente el miedo al extranjero o, lo que es lo mismo, la xenofobia. ¿Son un peligro también los miles de jornaleros andaluces que ahora están trabajando en la vendimia francesa? De pena.

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