Descalabro torista
Los toros de Cebada Gago constituyeron una decepción torista en toda regla. La indómita casta que otras veces ha sido enseña de esta divisa se diluyó desde que el primer ejemplar dejó su carta de presentación: escasa presencia, nula humillación, bajísima casta y parones en mitad de los lances. Excepto el tercero, que derivó en nobilísimo y puso el triunfo en bandeja a El Tato.
Lo más triste fue la despedida del local Pedro Carra, sobretodo en el quinto, último de su carrera y el más serio de la tarde. Carra se inhibió y aunque el toro era complicado, se acordó del futuro que le aguarda y decidió no meterse en complicaciones. Zotoluco estuvo digno con el que abrió la tarde y El Tato se encontró con un toro noble, casi aborregado, con el que logró algún muletazo de calidad y consiguió una oreja
Por otra parte, Luis Rubias´, que cortó una oreja en cada novillo, salió por la puerta grande en la segunda novillada de la feria de Algemesí (Valencia), informa Vicente Sobrino Se lidiaron novillos de Cebada Gago, serios de presencia y juego. Reyes Mendoza tuvo silencio en su lote. El rejoneador Diego Ventura, vuelta.
Orejas en Barcelona
En la Monumental de Barcelona los aficionados salieron ayer contentísimos después de haber asistido a una buena tarde de toros, con corte de siete orejas y los tres diestros a hombros por la puerta grande, en lo que podría calificarse de triunfal final de temporada. Aunque en algún momento se pecó de triunfalista y al presidente le costó poco acceder a las nutridas peticiones de trofeos, la verdad es que la tarde fue entretenida y globalmente la mejor de una temporada escasa en triunfos.
Hubo cerca del lleno y colaboradora al éxito fue la corrida de Joaquín Núñez, sin excesos en la presentación, pero que, hizo una buena pelea en varas, con cuatro toros de buen juego.
Finito de Córdoba no redondeó faena en su primero. El muleteo tuvo más estética que dominio. Estuvo mejor en el cuarto, con excelentes series por ambos pitones, algunas con largura, temple y mano baja. Cortó oreja en ambos.
Al segundo, noble y repetidor, José Tomás (dos orejas y ovación) lo entendió muy bien y lo lució citándolo de lejos y toreándolo con suavidad y quietud. Con la diestra, el muleteo no pudo tener el mismo brillo, pero el entusiasmo volvió a surgir con las manoletinas. El quinto huía de los engaños y cuando acometía lo hacía buscando el cuerpo.José Tomás estuvo valeroso al arriesgar en busca de un lucimiento prácticamente imposible.
El Juli tuvo su mejor tarde en Barcelona. A su primero lo lanceó al delantal y en un quite por chicuelinas y tafalleras. Banderilleó, haciéndolo todo él y la faena tropezó con la poca transmisión que ofrecía el astado, pero El Juli amarró la oreja merced a una gran estocada recibiendo. Al sexto, que se dejó más, El Juli lo quitó por caleserinas, protagonizó un gran tercio de banderillas y le hizo una faena honda, poderosa y vibrante y le cortó las dos orejas.
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