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Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL
Tribuna
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La insoportable fortaleza del yen

A pesar del deterioro de la situación económica en Japón, el yen se ha fortalecido frente al dólar, especialmente tras el ataque terrorista a EE UU y la proximidad de la mitad del año fiscal en Japón (30 de septiembre). Desde el día del ataque, la moneda japonesa se ha apreciado más de un 4%. Y todo ello pese a que el Banco de Japón, a instancias del Ministerio de Finanzas, ha intervenido durante la semana en los mercados de divisas a favor del dólar. Las autoridades japonesas temen, con razón, que la fortaleza del yen dificulte la recuperación económica y acentúe la deflación.

En efecto, la situación en Japón es delicada. La economía está en deflación desde 1998. Los precios de la Bolsa están en mínimos de los últimos 18 años. El PIB cayó un 0,8% en el segundo trimestre de 2001, y en el tercero también se espera un descenso, lo que sitúa a la economía técnicamente en recesión. A ello se unen los problemas del sector bancario y los estructurales (falta de competencia, ineficiencia, etcétera), que siguen sin resolverse. Además, el nuevo entorno de incertidumbre mundial se afronta con un margen de políticas de demanda muy reducido. Los tipos de interés son casi cero, y los sucesivos planes fiscales para reactivar la economía han llevado a las cuentas públicas a un grado de endeudamiento insostenible (120% del PIB).

Un yen demasiado apreciado dificulta las exportaciones japonesas y tiene un efecto depresivo sobre los precios internos.

La apreciación del yen ensombrece aún más el panorama, lo que justifica la intervención en el mercado de divisas. En esta ocasión, además, parece que, por primera vez, el Banco de Japón no ha esterilizado sus intervenciones. Esto es, hay indicios de que no ha retirado, mediante operaciones de mercado abierto, el incremento de liquidez asociado a la venta de yenes. Una medida que, en el contexto actual, se tiene que interpretar en clave de señal. La provisión de fondos, asociada a la intervención, representa sólo una proporción de la liquidez que el Banco de Japón está inyectando al sistema. Liquidez que en las últimas semanas ha aumentado en más de dos billones de yenes. En un entorno de tipos de interés casi nulos, la diferencia entre esterilizar o no es pequeña, porque los activos de corto plazo que se utilizan para compensar los cambios en la base monetaria son casi sustitutos perfectos de ésta.

Es difícil que el Banco de Japón pueda controlar la cotización de su divisa con intervenciones unilaterales, y no parece el momento para conseguir la colaboración de otros bancos centrales. Sólo cabe esperar que las tensiones apreciadoras sobre el yen se atenúen cuando finalice la mitad del año fiscal. El riesgo está en que siga la repatriación de fondos por el temor a la situación en Estados Unidos.

Elena Nieto es economista del Servicio de Estudios del BBVA.

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