Edwin Congo, el delantero dentista

'¡Soy jugador del Madrid!', avisó Edwin Congo para que le dejaran pasar al estadio Bernabéu el pasado miércoles, horas antes del partido contra el Lokomotiv. Los porteros de Chamartín no reconocían a este colombiano de tez negra que ve los partidos desde la grada maldiciendo su condición de delantero centro en el paro -el club no le ha inscrito y ha elegido cubrir el cupo de extranjeros con Baljic- mientras Morientes y Guti están lesionados y dejan medio vacante el puesto.

Hace dos semanas, sentado junto a la piscina de su hotel, Congo levantaba los pies desnudos y los apoyaba sobre una mesa de jardín para mirarlos con incredulidad. Esperaba que entre Valdano y su representante le encontraran un club al que ir cedido. 'Yo soy odontólogo', decía; 'y además, formo parte de la plantilla del Real Madrid como delantero centro'. Repasaba sus diez dedos de futbolista, doblados, llenos de cicatrices y callos, con forma de puntera. '¡Mira!', decía; '¡tienen forma de botas!'.

Edwin Arturo Congo Murillo nació en Bogotá en 1976. Mide 1,85, es rápido y remata con las dos piernas. Ha sido internacional con Colombia en 17 ocasiones y desde que el ex presidente Lorenzo Sanz le fichó en 1998, no ha jugado ni un solo partido oficial con el Madrid. Primero, porque Anelka se le cruzó en el camino. Luego: 'Nunca me dieron una oportunidad'.

Congo se sintió despechado desde que era un niño y se presentó a un club de su barrio. Lo probaron y le dijeron que no valía para el fútbol. 'Así que me dediqué a estudiar odontología que siempre fue mi vocación. El fútbol lo practiqué en la facultad, en Maizales'.

Jugaba en el equipo de la facultad y tenía 17 años cuando unos técnicos del Once Caldas le vieron y le propusieron un contrato. 'Les respondí que no, tres veces', recuerda; 'porque para mí el estudio era lo primero... Y una vez me dijeron que no valía'. Pero un día el presidente del Once se le presentó en persona y lo convenció. 'En mi primera temporada marqué diez goles, en la segunda 20. Fuimos subcampeones de Colombia'.

Al año siguiente, Congo le marcó dos goles al River en la Copa Libertadores y Sanz le fichó por menos de 500 millones de pesetas con una ficha de unos 40 millones netos por temporada hasta junio de 2005. Pero no jugó. El Madrid le cedió para que se adaptara a Europa y en la temporada 1998-1999, en el Valladolid, Gregorio Manzano ni siquiera le hablaba, dice el colombiano. En la temporada 1999-2000 fue al Vitoria de Guimaraes y en la pasada al Tulouse. El Toulouse descendió a Segunda. Congo disputó tres partidos en la Liga francesa y marcó un gol. Esta pretemporada con el Madrid marcó cinco tantos. Hasta entonces, algunos técnicos del club no sabían cómo jugaba.

En 1999 Anelka y Morientes se lesionaron y el técnico, Del Bosque, optó por llamar a dos delanteros del B: Meca y Zárate. Desde entonces, Congo deja pasar el tiempo y se pregunta para qué le ficharon. Se pregunta qué pinta en España, dando tumbos y sin jugar.

Cuando por fin Valdano le ofreció un club, hace una semana, se trataba de un equipo de la Bundesliga. El colombiano visualizó entrenamientos a diez grados bajo cero y cielos nublados a 1.000 kilómetros más lejos de su patria. Lejos de Bogotá, de su añorada consulta odontológica y obedeciendo consignas de un técnico que le habla en alemán. Congo se apresuró a responder: 'No'.