Homenaje al 'padre' de la peseta en Calaf

El consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat, Francesc Homs, reivindicó ayer en Calaf las raíces catalanas de Laureano Figuerola, economista, intelectual y político padre de la peseta, a quien atribuyó una 'personalidad controvertida, con una gran capacidad de superación e innovación muy propia del espíritu catalán'. Homs definió a Figuerola como 'una persona baja y francamente fea, pero con un gran carácter y energía', y reconoció que nunca usó el catalán pese a sus raíces como hijo de la localidad barcelonesa de Calaf. Asimismo lo definió como un 'duro crítico del nacionalismo político catalán'.

Homs subrayó, sin embargo, la fuerte personalidad y la coherencia como rasgos que caracterizaron, en su opinión, a Laureano Figuerola. En el acto de homenaje al padre de la peseta celebrado ayer en su localidad natal, el biógrafo y catedrático de Economía Aplicada Anton Costas recordó que Figuerola 'no fue un político, porque siempre defendió sus ideas mientras el mundo cambiaba, por lo que al final de su vida desapareció de la política y se dedicó a actividades culturales y propias del ejercicio de la abogacía'. Costas definió a Figuerola como un reformador con espíritu para cambiar el viejo orden, aunque no estuvo de acuerdo con la versión generalizada de que Figuerola fue un hombre impopular. Según Costas, fue 'un personaje'.

Anton Costas recordó que al morir Figuerola, en 1903, en Madrid, fue trasladado en tren a Barcelona y sus restos fueron expuestos en la estación de Francia, donde se formaron largas colas -durante dos días- de personas que deseaban rendirle homenaje.

En el repaso de su trayectoria como intelectual, Costas recordó que Figuerola evolucionó desde el prohibicionismo hacia el liberalismo progresista español, para terminar, a partir de 1858, defendiendo un proteccionismo moderado.

Jacint Ros Hombravella, catedrático de Política Económica, y el moderador del acto, José Félix Belloch, decano del Colegio Natorial de Cataluña, destacaron que Laureano Figuerola, con su defensa del librecambismo, chocó con una sociedad conservadora que el mismo Figuerola definió como 'de vampiros proteccionistas'. Según Ros Hombravella, fue 'una proeza defender una reducción de los niveles arancelarios hasta el 15% en aquella época'. Una línea que marcó la trayectoria del catalán Figuerola, que siempre apostó por la eliminación de las cargas sobre el comercio interno.

Asimismo citó al fallecido economista Ernest Lluch, quien dijo que Figuerola dio un gran paso adelante 'porque mantuvo una política arancelaria con vistas al desarrollo de España'. Ros Hombravella concluyó que quizá Laureano Figuerola 'no fue tan librecambista, sino más bien un proteccionista dinámico como lo describe el profesor Fabià Estapé'.

Por su parte, Pere Pascual, catedrático de Historia e Instituciones Económicas, reivindicó la figura de Figuerola como la de alguien 'esencial' para la historia de Cataluña y España en el siglo XIX.