El presidente desinfla el debate del estado de la región al remodelar su Gobierno

Alberto Ruiz-Gallardón, presidente regional, anunció ayer una 'profunda' remodelación de su Ejecutivo. Con este cambio busca, según dijo, potenciar la creación de empleo, adaptar el Gobierno a las nuevas competencias que le serán transferidas y cerrar roces entre consejerías. Ruiz-Gallardón avanzó durante su discurso en el debate sobre el estado de la región la creación de dos nuevas consejerías: una de Trabajo, desgajada de Economía, y otra de Hacienda, actualmente unida a Presidencia. Hace poco más de año y medio, el presidente había unido Presidencia y Hacienda. Ahora rectifica.

El presidente regional recupera para la Consejería de Medio Ambiente el Canal de Isabel II, que estaba en manos de Justicia, y separa la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Educación, pasándola a la de Cultura (en breve, esta última se llamará Consejería de las Artes). Ruiz-Gallardón dejó caer que volverá a presentarse a las próximas elecciones con este equipo de 11 consejeros -frente a los 9 actuales- y que esta nueva 'estructura orgánica' le servirá para 'un tiempo nuevo'.

Los sindicatos llevaban mucho tiempo reclamando al presidente regional que dividiese en dos la actual Consejería de Economía y Empleo. Consideraban que no estaba cumpliendo las expectativas en la creación de nuevos puestos de trabajo. Ruiz-Gallardón ha terminado por ceder. Ayer explicó que creaba una Consejería de Trabajo diferenciada de Economía para gestionar las políticas activas de trabajo y formación transferidas por el Instituto Nacional de Empleo.

Luis Blázquez, actual consejero de Economía, estaba acumulando unos enormes poderes al gestionar tanto la creación de nuevas empresas como todo lo relacionado con el empleo, máxime cuando ahora el Estado va a ceder a la Comunidad el enorme potencial económico y político que supone el Inem. Blázquez, a quien respaldan los datos macroeconómicos (175.00 nuvos empleos desde junio de 1999), sufre, por tanto, una pérdida importante de poder.

Pero no tiene por qué ser un perdedor en la remodelación. Ruiz-Gallardón puede optar por colocar como nuevo consejero de Trabajo a alguno de los colaboradores de Blázquez, con lo que éste saldría reforzado, según fuentes del PP. Pero el presidente también puede traerse a un técnico del Partido Popular para el puesto o bien recolocar a alguno de los actuales consejeros en el caso de que haya baile de cargos.

Allanar el camino

La división en dos de la Consejería de Presidencia y Hacienda, hasta ahora con Manuel Cobo como máximo responsable, supone un fuerte espaldarazo para este político, que se quedará previsiblemente con Presidencia (el área más próxima a Ruiz-Gallardón) e intentará desde allí allanar el camino electoral al presidente. Cobo, según medios gubernamentales, se convertirá muy probablemente en el bastón político al que Ruiz-Gallardón se asirá 'en los próximos seis años'.

Hacienda, según todos los pronósticos, quedará en manos de Juan Bravo, actual viceconsejero, y con el que Antonio Beteta, secretario general de Haciendas Territoriales del Ministerio de Hacienda, mantiene una buena sintonía. No en vano, Bravo fue viceconsejero con Beteta en la anterior legislatura, y este último es un hombre clave en las actuales transferencias económicas. 'Ojalá sea Bravo', dijo ayer Beteta.

Otra consejería que será remodelada es Justicia, Función Pública y Administración Local, ahora en manos de Carlos Mayor Oreja. Esta consejería pierde el Canal de Isabel II -que pasa a Medio Ambiente- y parte de su nombre: a partir de ahora se llamará de Justicia y Administraciones Públicas.

En la anterior legislatura, Mayor Oreja era consejero de Medio Ambiente y el Canal dependía de él. Pero Ruiz-Gallardón lo nombró hace dos años responsable de Justicia y Mayor Oreja -con el disgusto de Medio Ambiente- se llevó con él el Canal de Isabel II.

El actual consejero de Medio Ambiente, Pedro Calvo Poch, nombrado en sustitución de Mayor Oreja en 1999, llegó así al cargo sin contar con una de las piezas fundamentales para la defensa de la naturaleza: la gestión del agua. La oposición y los ecologistas apoyaron sus reivindicaciones. '¿Qué hace el Canal en la Consejería de Justicia?', se preguntaban. Ruiz-Gallardón respondía siempre que con los socialistas el Canal había estado también en las consejerías más peregrinas. Ahora, el presidente regional ha atendido finalmente las rogatorias para que el agua vuelva al medio natural.

Algo parecido ha pasado con la Dirección General de Patrimonio, organismo que con sus hallazgos y proyectos ha ocupado enormes espacios en los medios de comunicación. Gustavo Villapalos, consejero de Educación, se negó siempre a ceder a Cultura una de las direcciones generales con más lustre. Alicia Moreno, consejera de Cultura, perdió en 1999 el pulso con él. Moreno accedió al cargo de máxima responsable de la Cultura madrileña con competencias en museos, festivales y bibliotecas, pero sin poder gestionar el patrimonio histórico de la región.

Pero Villapalos cada vez tiene más responsabilidades de gestión (Plan para la Mejora de la Calidad de la Enseñanza, universidades, colegios, institutos...) y gestiona más presupuesto (cerca de medio billón de pesetas). Ruiz-Gallardón, obsesionado con la calidad de la escuela pública, quiere a Villapalos en exclusiva para la educación. Moreno se queda así con Patrimonio y cambia el nombre de su consejería: se denominará de las Artes.