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TENIS

Bolas más grandes contra los sacadores

Los dirigentes del tenis reglamentan un desempate para acortar en un 'set' los partidos

La última reunión de la Federación Internacional de Tenis (ITF), en Cancún (México) el pasado fin de semana, fue fructífera. Por primera vez en 30 años, los dirigentes decidieron introducir algunos cambios reglamentarios en el juego. Una de las modificaciones consiste en el uso de bolas más grandes, tendentes a ralentizar el juego en las superficies más rápidas. Otro cambio importante es la aplicación de un desempate, que se disputará al mejor de diez puntos -no de siete como actual-mente-, en sustitución de la última manga de los partidos en caso de empate a un set o a dos. Estas normas no son de aplicación obligatoria. La ITF simplemente reglamenta y, por tanto, da la opción para que estas variantes sean utilizadas.

Los desempates se aplicaron ya este año en los torneos de dobles mixtos en el Open de Australia y el de Estados Unidos, aunque al mejor de siete puntos. Fueron precisamente los norteamericanos quienes solicitaron que, dado que se trataba de sustituir una manga para acortar los partidos y satisfacer así las exigencias de las televisiones, se aplicaran al menos unos desempates a diez puntos.

Sin embargo, donde más énfasis pone la ITF es en el tema de las bolas, que ha dividido en tres categorías: normales, para usar en cualquier superficie; más rápidas, para pistas lentas, y más grandes (bolas nuevas), especialmente diseñadas para pistas de hierba y duras.

Los dirigentes del tenis mundial no podrán recuperar ya las raquetas de madera ni la estrategia de los peloteos de antaño, pero intentan adecuar de alguna forma el contexto del juego al efecto producido por la evolución de los materiales. Básicamente, las nuevas bolas deben conseguir que el saque no baste para ganar y que la mayoría de puntos deban jugarse en todas las superficies, incluso en las de hierba.

Por eso hace ya un par de años que estudian el efecto que produce en el juego la implantación de una bola con dos milímetros más de diámetro y un 7% más de superficie que, curiosamente, pesa menos y bota más que la actual. Con la colaboración de la NASA, la ITF ha probado este tipo de bolas en circuitos satélites y en competiciones de inferior rango con excelentes resultados.

'El tenis es culpable por no haber experimentado en los últimos 30 años [desde la aplicación del tie-break en 1973]', explicó Andrew Coe, jefe del departamento de investigaciones de la ITF; 'los jugadores del futuro, sean o no profesionales, jugarán con unas bolas distintas a las actuales'.

En el último torneo de Wimbledon, el croata Goran Ivanisevic, que llevaba un año sin lograr ningún resultado de nivel, consiguió la victoria gracias a la potencia y efectividad de su saque. Sirvió 213 aces y mejoró su propio récord de 206, instaurado en 1992. 'Nosotros no pensamos sólo en el tenis profesional, sino en lo que es mejor en general para el juego. Y creo que estos cambios no admiten dudas al respecto', agregó Coe.

Ni las bolas ni el desempate se introducirán de forma inmediata en el circuito masculino y el femenino. Pero los dos cambios irán ampliando su ámbito de aplicación. 'La cuestión', aseguró Joan Margets, vicepresidente ejecutivo de la ITF, 'es que ahora hay un marco legal para aplicar estos cambios. Pero la federación no va a obligar a implantarlos, aunque en algunas fases zonales de la Copa Davis y en circuitos satélites ya se están aplicando'.

El mayor foco de oposición a cualquier cambio procede del tenis profesional. Tanto el WTA como el ATP Tour, bajo una fuerte presión por parte de los jugadores, se niegan a aceptar cambios de bolas o nuevas normativas del juego. Los grandes pegadores no quieren ni oír hablar de bolas más grandes. 'No me desagradan', confesó tras probarlas el británico Tim Henman, 'pero que las utilicen cuando yo me haya jubilado'.

Sin embargo, la ITF tiene argumentos sobrados para implantarlas o, al menos, para aprobarlas en sus reglamentos: la bola corre ya a 238 kilómetros por hora (el británico Greg Rusedski) en el saque y algunos estudios aseguran que a 250 resultarían de difícil visualización en la televisión. En realidad, ya ahora el restador se pierde alrededor de un 20% del trayecto de la bola que le llega. Y en el último Open de EE UU, algunos saques de Andy Roddick resultaban casi invisibles en la pequeña pantalla.

Además, en partidos entre grandes sacadores, en Wimbledon, se comprobó que el tiempo real de juego en una manga, de unos 45 minutos, era de tres minutos: sólo había saques, restos y primeras voleas. 'Las nuevas bolas ofrecen al restador unas 20 milésimas de segundo más de tiempo de reacción y botan más', concluyó Coe. Es un argumento de peso.

El croata Goran Ivanisevic, en un saque.
El croata Goran Ivanisevic, en un saque.AP

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