El Sevilla hace valer su pegada
Reyes y Olivera desquician a la defensa del Espanyol
El Espanyol sucumbió a la pegada del Sevilla en un partido con un juego tan directo como sucio y que deparó muchas vueltas en el marcador. El equipo andaluz presentó sus credenciales con un estupendo tanto en el que Reyes, su prometedor delantero de 19 años, deslumbró por su rapidez, verticalidad y remate y se cerró con un tanto que valió como resumen: un disparo inapelable del uruguayo Olivera tras el despropósito de prácticamente toda la zona de cobertura blanquiazul.
El Espanyol, que estrenó línea ofensiva debido a las bajas de Tamudo y Palencia, añadidas a las de Roger, Posse, Iván Díaz o Navas, se vio lastrado por sus constantes errores defensivos. Tuvo más peso en el desarrollo del juego inicialmente gracias a la manera como Òscar distribuyó en el centro del campo. Pero incluso con aquella dinámica de juego delató su vulnerabilildad defensiva en una maravillosa arrancada de Reyes desde el centro del terreno. El delantero sevillista, tras una pared con Moisés, culminó perfectamente la jugada con un remate cruzado que superó tanto el acoso de David García como la salida de Mora.
El Sevilla se contagió de las debilidades defensivas de su rival y pagó su candidez con el rápido lanzamiento de una falta que Òscar convirtió en una asistencia perfecta a Munteanu, que empató. El juego se atascó en un centro del campo de lo más concurrido. Los forcejeos se hicieron feos y sucios: se produjo una agresión de Javi Navarro a Rotchen en el área del Sevilla que el árbitro no vio. Juanmi midió mal una de las patadas a Aganzo, que estaba dentro del área. El árbitro tuvo que consultar con el juez de línea. Y el penalti lo transformó De Lucas.
El Espanyol había remontado, pero el Sevilla le devolvió la moneda en ocho minutos. La aparición de Olivera tras el descanso reavivó a la bulliciosa delantera sevillista. La defensa del Espanyol empezó a pasarlas moradas. Y en una falta indirecta tocó Olivera y Casquero dejó en evidencia a Mora, que se tragó el remate. Y, poco después, una trenza al borde del área entre Antonio, Podestá y Olivera, en el marasmo defensivo del Espanyol, dejó al uruguayo solo frente a Mora. No perdonó. El Espanyol no volvió a dar señales de vida y no hizo más que aumentar la sensación de falta de consistencia y de añoranza de la media docena de titulares con los que no pudo contar.
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