'El presidente de IFA se ha rodeado de un grupo de amigos en la dirección'
Isabel Fons es directora de Certámenes de la Institución Ferial Alicantina (IFA). Al menos, así lo han dictado los tribunales, que han desestimado el cese que ordenó el presidente de este organismo, Francisco Soto, el pasado mes de abril por motivos económicos y de organización. Fons afirma que Soto está intentando crear un círculo 'de íntimos' en la dirección de IFA, estrategia en la que cree que se enmarca su cese frustrado.
Pregunta. ¿Cuál ha sido su relación con Soto?
Respuesta. Los primeros cuatro años de su mandato no tuvimos problemas. Soto tiene un cargo honorífico y por eso no influía en la organización de IFA. Sin embargo, a partir de 1999, cuando comenzó su segundo mandato, modificó su forma de actuar. Fue entonces cuando despidió a Alberto Serrano, anterior director general de IFA, en unas circustancias muy extrañas. Inmediatamente después fue a por mí.
'IFA no está en crisis y es rentable. Los problemas que han surgido son responsabilidad del actual presidente'
P. ¿De qué modo?
R. Comenzó a hacerme la vida imposible, tanto de forma moral como material. Recortó mis funciones y dejó de abonarme parte de mi salario, el correspondiente al plus que yo había negociado con el anterior presidente, y que él asumió.
P. ¿Qué competencias le arrebató?
R. Lo primero que hizo fue entrometerse en mi relación con los empresarios, los principales protagonistas de las exposiciones. Si tenía que comunicarme por correo con ellos para organizar los eventos me desautorizaba enviando misivas por su parte. Nombraba directores de ferias sin consultarme y después les prestaba los servicios de todo mi personal. La labor de promoción de las ferias también estaba entre mis competencias, pero una y otra vez me obstaculizaba la aprobación de los presupuestos para las campañas de comunicación. Además, poco a poco fue contratando a gente que usurpaba mis funciones. Éstos casi siempre eran amigos suyos.
P. ¿A qué se refiere con amigos?
R. Pues llevó a IFA al marido de su secretaria en una empresa particular. También contrató al yerno de su secretaria en IFA. Así hasta cuatro trabajadores que no han hecho sino politizar la dirección de la institución, un grave problema, ya que los gobiernos vienen y van, pero IFA debe contar con una base profesional que no se desestabilice cuando estos cambios se produzcan.
P. ¿Cómo le afectaron estas presiones?
R. El primer problema que me causaron fue una depresión. Soto pretendía que me rindiera, por eso realizó esa campaña de acoso. Pero yo no cedí, no presenté la dimisión. Sin embargo, al final todo eso me afectó. Tuve que tomar una baja por depresión. A pesar de solicitar varias reuniones con el presidente, él siempre las evitó, nunca me habló cara a cara de lo que me estaba haciendo.
P. La actual directora general de IFA, Alicia Iborra, nombrada tras el cese de Alberto Serrano, ¿entrá también dentro de este círculo de íntimos?
R. Pues no sé qué clase de relación tenía con ella, pero lo cierto es que la forma con la que obedece todas las indicaciones de Soto me hace pensar que sí. Con Alicia Iborra apenas coincidí dos semanas, ya que tras llegar ella tomé la baja por depresión. Pero durante esos días dejó muy claro quién era su jefe. Lo primero que hizo fue decirme que no podía firmar ninguna clase de documento. Además, el hecho de que Soto tardara un año en nombrarla [Alicia Iborra se incorporó al trabajo en septiembre de 2000], y que ella llegara embarazada es una muestra del extraño sistema de selección del presidente.
P. Coincidiendo con el segundo mandato de Soto, algunos sectores de la economía alicantina comenzaron a quejarse del trato que recibiía por parte de IFA, ¿cree que estas disputas en el seno de IFA influyeron en esa opinión?
R. Sí, ya que en la dirección de Certámenes había dos grupos de mando. Estaba yo, reivindicando las funciones que tenía antes de los cambios de Soto y los contratados por éste. La descoordinación pudo influir en la imagen que dábamos al público.
P. ¿Se puede hablar de crisis en IFA?
R. IFA no está en crisis. Cuando yo llegué sólo organizaba el certamen del calzado y ahora tiene un veintena de ferias. Es una institución rentable y los problemas que han surgido no son responsabilidad mía sino del grupo de Soto, aunque él me haya querido acusar con el despido.
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