'Una nube de polvo gris venía hacia mí. Se hizo de noche. No podía respirar'

Nueva York y Washington iniciaron ayer la ingente tarea de recuperar los miles de cadáveres que yacen entre las toneladas de escombros de las Torres Gemelas y el Pentágono. Al testimonio desgarrador de los supervivientes se unió el sufrimiento de los heridos que acudieron a los hospitales de Manhattan, donde se vivieron escenas de horror. Muchos taxistas arrancaron sus asientos para cargar cadáveres y los ferries de Nueva York navegaron durante toda la noche del martes y durante el día de ayer por el río Hudson para trasladar a los muertos al Military Ocean Terminal, en Bayonne, Nueva Jersey, habilitado como tanatorio. En algunos colegios de Nueva York, muchos niños seguían a la espera de ser recogidos por sus padres, posibles víctimas del ataque terrorista del martes.

Al cierre de esta edición se desconocía si entre los fallecidos figuraba algún español. 'La torre se derrumbó. Vi una enorme nube de polvo gris y blanco que venía hacia mí. Se hizo de noche. No podía respirar', manifestó Luisa Cabello, que trabaja en uno de los edificios adyacentes de las Torres Gemelas. Un grupo de turistas españoles que hacían cola para iniciar la visita se salvó por minutos.