Los forasteros no son sospechosos
- Falta de respeto a los consumidores. 'Les telefoneo para denunciar la falta de respeto de los comerciantes que cierran para irse de vacaciones sin poner la fecha en la que piensan reanudar su negocio', dice un joven. 'Creo que es una importante falta de profesionalidad por parte de aquéllos que lo hacen y una falta de respeto para los consumidores', protesta.
- Cierre inexistente. 'El otro día leí en estas páginas que el Parque Biológico y la Estufa Fría estaban cerrados, pero lo comprobé posteriormente y no era cierto', advierte un hombre maduro, 'por lo que les ruego que confirmen la información antes de darla como verdadera'.
- Unifiquen los carnés. 'Quiero saber por qué el carné joven en la Comunidad de Madrid es duradero hasta los 26 años y el carné de transportes no', plantea una señora que asegura ser madre de familia. 'Es ridículo que se considere un rasero para una cosa y otro para otra, cuando la solvencia o la insolvencia económica de un joven es la misma para ambas edades'.
- Taxistas distraídos. 'Quisiéramos hacer mención a un problema que nos afecta a las personas mayores', explica una anciana, 'y es que algunos taxistas, cuando nos acercamos a las aceras para pararlos levantando la mano, no nos ven por distracción o no nos quieren ver'. A juicio de esta señora, esos taxistas debieran esmerarse más en mirar a quien les llama.
- Alto a la violencia en el cine. 'Ahora que veo lo sucedido en Nueva York y Washington me acuerdo de la cantidad de ideas que miles de películas basura hechas en Hollywood han dado a los terroristas', apunta Diego. 'Ahora espero que los productores de cine se enteren de los efectos que causan las películas que compran o encargan, tan llenas de violencia y tan venenosas para los jóvenes, que tanto dinero producen a sus directores y galanes y, a la larga, tanto sufrimiento a tanta gente', dice.
- Como delincuentes. 'No me gusta nada la costumbre que tienen los policías municipales que frecuentan la Chopera del Retiro en días festivos o vísperas', afirma Álvaro, 'de tratar a los hispanoamericanos que allí se reúnen como si fueran delincuentes. Una cosa es que alguno de los que allí van pretenda sacar un poco de dinero vendiendo coca-colas y otra es que esos agentes se dirijan a todos los ciudadanos extranjeros allí presentes con una actitud insolente y de sospecha. Creo', añade, 'que debieran imitar a otros agentes que, en ese mismo escenario y en muchos otros de la ciudad, se dirigen afablemente a todos aquellos, madrileños y forasteros, con los que tratan'.
- Crear una medalla nueva al mérito ciudadano. 'Me gustaría que en Madrid se creara una medalla al mérito ciudadano nueva, correspondiente a la época de la democracia, para premiar a aquellas personas que contribuyen realmente al bienestar social, económico o político de sus conciudadanos', propone una mujer de nombre Paloma. 'Creo igualmente que podría crearse otra distinción para galardonar el heroísmo anónimo de tantas gentes que se juegan la vida en las carreteras socorriendo a heridos, en los incendios, rescatando niños o adultos, incluso en hospitales de infecciosos cuidando de enfermos terminales, por participar de un ideal solidario al servicio de los demás. A veces puede pensar uno que ya no quedan valores por los que combatir, cuando es falso, siempre quedan batallas que ganar por la solidaridad', concluye.
- Confesiones plurales. 'Todo el mundo sabe que el catolicismo es la confesión religiosa mayoritaria en Madrid', dice Isabel, 'pero eso no debe implicar que las demás religiones no tengan presencia alguna. Creo que debería hacerse una campaña institucional para recordar a la población que la pluralidad religiosa y la concordia entre las distintas confesiones es un factor de calidad de vida democrática', subraya.
- Saltos a la torera. 'No me gusta nada ver cómo los automóviles de la Policía Municipal se saltan a la torera las normas de tráfico por asuntos sin importancia, por ejemplo, para atajar unos centenares de metros', se queja Alfonso. 'Creo que deberían darnos ejemplo. Además', añade, 'no estaría de más que de vez en cuando dieran clases de conducta cívica a los niños, enseñándoles a cruzar una calle, practicar la cortesía urbana o ayudar en tareas sanitarias, por ejemplo'.
- El ruido, principal enemigo. 'El principal enemigo de la paz en la ciudad es el ruido', reflexiona Íñigo. 'Es la causa más habitual de discusiones entre la gente, porque el ruido excita la irascibilidad, según me informaron en la mili, concretamente en artillería, que de estas cosas de ruido son los que más saben', ironiza. 'En serio, sería estupendo que nos tomáramos todos el ruido como un asunto muy serio', sentencia.
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