Policías y ladrones
Un ex delincuente comparte equipo con el director de la Guardia Civil
El director de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, tomará hoy la salida en las 24 Horas de Automovilismo de Barcelona. Compartirá el volante del Hyundai número 16 con su hermano, el empresario José Luis López Valdivielso; el banquero César González-Bueno (director general de ING Direct), y Juan Carlos Delgado, alias El Pera.
El causante de que el máximo responsable de la Benemérita se enfunde un traje ignífugo lleno de pegatinas, se ponga un casco integral y se pase la noche del fin de semana corriendo a 200 kilómetros por hora es Delgado. 'Es una historia larga, pero te la resumo', dice este joven de 32 años cargado de energía que, en otro tiempo no tan lejano, fuera uno de los delincuentes juveniles más buscados de Madrid, y que ahora se dedica a instruir a los agentes del cuerpo sobre lo relacionado con la velocidad sobre ruedas.
López Valdivielso corre hoy las 24 Horas de Barcelona con Juan Carlos Delgado, 'El Pera'
El Pera -'no me importa que me llamen así'- reconoce que tiene 'un pasado difícil'. En la localidad madrileña de Getafe, donde nació, seguro que se acuerdan de él. Tenía algo más de siete años cuando empezó a practicar la conducción de coches robados. Era tan pequeño que se llegó a hablar del 'coche fantasma', ya que parecía que no hubiera nadie detrás del volante. 'Lo que más me gustaba era plantarme frente a una comisaría, hacer unas cuantas derrapadas y salir disparado antes de que pudieran darme caza'. Fueron tiempos duros. 'Todos mis amigos de aquella época están muertos', recuerda, 'el único que sigue vivo está cumpliendo una condena de 30 años por asesinato'.
Pero él tuvo suerte y, tras pasar por varios reformatorios, poco antes de cumplir los 12 años entró en la Ciudad de los Muchachos, donde encontró un sentido a su vida que pasaría, naturalmente, por el automovilismo como probador de coches y periodista especializado. Ahora es miembro de la junta directiva de esta institución. Hace algo más de un año conoció al director de la Guardia Civil en el Gran Premio de España. 'Nos caímos en gracia', dice, 'es una persona muy humana, muy normal'. Valdivielso le propuso escribir en la revista de la Guardia Civil y le pidió que diera clases de 'conducción evasiva' a determinados agentes de cuerpos especiales.
Pero el encuentro entre el director de la Benemérita y el definitivamente rehabilitado delincuente juvenil dio más frutos. A Valdivielso siempre le había gustado la velocidad sobre ruedas. El automovilismo lo lleva en la sangre, su padre fue uno de los socios fundadores de Fasa Renault, en Valladolid, y su hermano ha seguido en el negocio. Delgado le tentó para ponerse al volante y Valdivielso no pudo resistir la tentación. Lleva ya más de un año participando en carreras de turismos, como la Copa Hyundai, o carreras de resistencia, como la de hoy en Montmeló, en la que participan más de 250 pilotos de 76 equipos que utilizan automóviles de serie de marcas populares como Seat, Volkswagen, Peugeot, Honda, Hyundai, Renault, BMW, Citroën, Nissan y Alfa Romeo, con las modificaciones de seguridad que exige el reglamento.
El director de la Guardia Civil parece tener talento -ayer hizo el mejor tiempo de todo el equipo durante los entrenamientos-, pero, sobre todo, disfruta. 'Al final de la recta de tribunas llegas a casi 200 por hora, tienes que coger la curva a 90 y el cuerpo empieza a bombear adrenalina', explica. 'Tengo 51 años y ya es un poco tarde para empezar', se lamenta, 'pero me encanta'. 'No sólo sirve para desconectar de las preocupaciones, sino que dentro del coche, con el traje y el casco, hay carreras en las que la temperatura sube hasta más de 40 grados, por lo que me sirve de sauna'.
Pero nunca desconecta del todo. Ni podría hacerlo aunque quisiera. 'Estoy informado de todo', reconoce. 'Hace un año, en esta misma carrera', explica, 'tuve que marcharme a toda prisa el viernes porque hubo un coche bomba en Intxaurrondo y no volví hasta el domingo. Por suerte no pasó nada. Y ésta no ha sido la única vez que me dan el parte en una parada para repostar'.
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