Fastidioso regreso al miedo
Indigna, a quien conserve esa facultad en tiempos de conformismo, ver los niños católicos llorando de miedo al volver al colegio por el desfiladero de los protestantes ceñudos. El revestimiento religioso de este viejo dolor no hace más que empecinar los odios. Como el dudoso nacionalismo. La cuestión histórica es otra: desde Cromwell los ingleses ocuparon, dominaron, mataron y exiliaron a los irlandeses; los dejaron para siempre en situación de inferioridad colonial. O sea, el hambre fue para ellos, y muy abundante, y durante muchos siglos: apenas aliviada por las emigraciones. La sublevación devolvió Irlanda a los oprimidos: quedó este trozo del norte, y la apariencia de religiones seguía marcando la diferencia entre pobres y ricos. Y esa omnipotencia continúa.
No soy niñista, que me parece uno de los graves vicios de nuestro tiempo. Me refiero a la utilización de la protección al niño para extender censuras, abaratar trabajos, adelantar prohibiciones. Lo veo demasiado en los círculos de poder, y veo cómo la forma artera de disfraz la adoptan voluntaria y sentimentalmente las pobres víctimas del pensamiento único, que lo ejercen y lo difunden sin siquiera saber qué juego hacen contra ellos mismos. La mujer está saliendo poco a poco de esta utilización de su papel que la reducía efectivamente al campo débil ('las mujeres y los niños primero'), aunque se siga utilizando como manera de fragmentación del malestar común: no hay niños salvados ni mujeres liberadas si no lo están también los hombres: todos forman una comunidad.
Sin embargo, la imagen de esa niña católica del Ulster que llora de terror en el primer día de escuela está representando cómo sigue la injusticia para todos, y cómo quizá se perpetúe después de tanta busca de pacto que por lo menos ha tenido un triunfo básico en la reducción del crimen. Quizá el día en que las escuelas no sean católicas y protestantes, sino iguales y humanas, se reducirá el campo del odio. Y el día en que los sajones no desprecien a los celtas o los milesios. Un caso de racismo que no ha sido estudiado, hasta ahora, en Durban. Qué curioso que EE UU se haya retirado de esa conferencia por solidaridad con Israel. Todo se va confirmando: la provocación de Sharon en la víspera de la elección de Bush y la colusión de los dos ultraconservadores. Pobre Israel, pobre Palestina, muriendo en ese juego de grandes fortunas, grandes personajes.
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